Noche.

- Tú, lo que quieres es dormirme para salirte con la tuya...

Sonreí pícaramente al escucharla, pero no dije nada.

Con la cabeza apoyada en la almohada me la quedé mirando, a pocos centímetros de su rostro.

Su cuerpo estaba muy cerca de mi, notaba como sus labios se acercaban cada vez más a los míos hasta quedarse a una distancia incalculable a ojo, eran milímetros o incluso menos. Paré de tararear y me quedé con los ojos bien abiertos, fijos a los suyos. Me estaba llamando, sentía como me pedía besos los cuales, no me pude negar a regalarle, la besé con dulzura.

Notaba su cálido aliento en mi boca. Era delicioso.

Continué dándole suaves besos en los labios acompañados de ligeros mordiscos.

Pensé que no se acercaría pero.. sí que lo hizo. Se quedó mirándome durante unos instantes y luego... acercó sus labios a los míos fundiéndonos en un dulce beso que no tardó en convertirse en un beso combinado con leves mordiscos, mordiscos juguetones que ejercía Kazuo en mi labio inferior, me gustaba bastante. Cerré los ojos dejándome llevar y cuando tuve nuevamente sus labios sobre los míos, los entreabrí, entrelazando su lengua con la mía nuevamente, como habíamos hecho antes. Mi mano se dirigió hacia su nuca para acercarle a mí, pero luego la bajé, tomándole de la cintura hasta que comprendió que le quería para mí. Se puso sobre mí, pero sin apoyar todo su cuerpo y seguimos besándonos una y otra vez. Volví a entrelazar mis piernas sobre su espalda quizás más abajo porque era pequeñita y dejé de besarlo durante unos segundos.

Me quedé mirándole, sonrojada pero acariciándole la mejilla en gesto de cariño.

- Pues no sé si mi tren ha salido ya... - susurré para luego volver a besarle.

Sus piernas se abrazaron a mi espalda y sus manos, después de pasarse por mi nuca, bajaron hasta mi cintura. Mis brazos se envolvieron a su cuerpo, uno por debajo de su cuello que ya estaba allí, y el otro, por media espalda suya. Cuando la tuve bien abrazada, la apegué bien a mí, quería notar todo el calor de su cuerpo, su piel desnuda en contacte con la mía.

Tras acabar al tanda de besos, se quedó mirándome, con su mano puesta en mi mejilla me daba suaves caricias. Ella se sonrojó a lo que sonreí.

- Pues no sé si mi tren ha salido ya... – Dijo con un suave susurro para luego besarme.

- Pues si tu tren sale... se irá vacío porque tu te quedas conmigo. – Le contesté atrevido en otro susurro.

Movía la cabeza de izquierda a derecha a milímetros de su rostro, con los labios entreabiertos y haciéndolos rozar con los suyos.

- Pues si tu tren sale... se irá vacío porque tu te quedas conmigo. - dijo entonces en un susurro tras abrazarme suavemente.

Me quedé mirándole, sintiendo como rozaba sus labios con los míos una y otra vez. Me quedé embobada mirándole y luego tragué saliva.

- ¿Quieres... que me quede contigo? - dije entonces en un susurro.

Por haberle dicho eso, nuestros labios se habían rozado aún más... Algo que me gusto sobremanera.

- ¿Quieres... que me quede contigo?

Me aparté ligeramente de ella . ¿Quería que se quedase conmigo? Buena pregunta. ¿Cuantos años hacía que la conocía? Muchos.

Hacía tiempo que la conocía, sabía como era: dulce y cariñosa, delicada como una gatita pero a la vez fuerte y valiente como una leona. Su sonrisa alegraba a cualquiera y su voz tranquilizaba al más salvaje, sin duda se hacía querer... era una princesa... no, nuestra princesa.

Me puse de rodillas encima de la cama, aúnno lehabía contestado... aunque la respuesta era evidente, si que quería, quería estar con ella, que se quedara conmigo.

Simplemente sonreí al mismo tiempo que cerraba los ojos y me encogía de hombros, ese gesto en palabras sería un "Claro! ^^" . Solo faltaba la canción de fondo...

Kazuo no dijo nada... Quizás hubiese malinterpretado mis palabras que se seguro habrían salido casi sin vocalizar... o no sé, ahora mismo no sabía lo que ocurría o dejaba de ocurrir. Cerré los ojos ligeramente, y cuando los volví a abrir pareció haber pasado una eternidad, pero en realidad sólo habían pasado unos pocos segundos, unos segundos en los cuales Kazuo se había reincorporado, aún sobre mí, pero apoyado en sus rodillas mientras se encogía de hombros.

Me quedé mirándole algo dubitativa... ¿qué debía decirle? ¡Ains...! La cabeza me iba a estallar, no mas alcohol, o por lo menos... no tanto. Recordé entonces la caseta que habíamos hecho antes y que ahora estaba algo desordenada, bueno más bien lo había hecho todo Kazuo pero había sido divertido. ¿Cuándo había empezado? ¿Por qué me llamaban tanto sus labios? ¿Por qué me sentía tan bien cuando me abrazaba? ¿Por qué sus besos eran como un milagro para los míos? ¿Acaso llevaba esperándole tanto tiempo? Supongo que nunca nos habíamos quedado tan a solas como éste día, o quizás sí pero no de esa manera... Ambos melancólicos.

Estaba pensando demasiado... Otra vez, todos los recuerdos afloraban. Desvié la mirada.

Vi como cerró los ojos y tras unos segundos de silencio desvió la mirada, quizás estaba cansada. A mi ya me picaban los ojos del cansancio, tantas horas despierto... y el alcohol ya se había calmado suficiente como para ir a dormir sin mareos ni vómitos, no me gustaba la idea pero quizás era hora de ir acostándose...

Tal y como estaba de rodillas me dejé caer, suavemente, de lado y quedar estirado encima de la cama, al lado de Katsumi. La miré durante unos segundos con una sonrisa en el rostro, antes de cerrar los ojos, el sueño ya empezaba a invadirme.

Kazuo se tumbó a mi lado y comenzó a cerrar los ojos mirándome, hasta que finalmente los cerró completamente. Me quedé aún mirándole, y comencé a acariciarle suavemente jugueteando con sus cabellos violetas. Ésto había sido como un sueño... Un sueño que seguramente él no querría recordar... O sí, pero eso ya lo veríamos mañana supongo. Suspiré. ¿Y si hacia como si no hubiese pasado absolutamente nada? Para mí, inevitablemente, sí que había significado y mucho pero... Ya no sabía qué pensar.

Seguí acariciando sus cabellos hasta que finalmente oí su respiración completamente tranquila. Me incorporé quitándome luego de la cama para taparle. Busqué mi camisa por el suelo y tapé la botella de vodka, poniéndola en la nevera junto a las latas restantes. Busqué mi camisa, sonrojándome pero a la vez sonriendo. Me fui hacia la puerta pero entonces... Me detuve unos segundos, segundos en los cuales me dirigí hacia Kazuo para darle un suave beso en la mejilla. Él se removió ligeramente pero al final, estaba dormido.

Me fui de la habitación sin hacer nada de ruido y me dirigí hacia la mía hasta finalmente entrar y tirarme directamente a la cama, riéndome un poco.

- Menudo día... - me llevé la mano a los labios y me dormí así, con la yema de mis dedos posada sobre mis labios.