Noche.

[2 Mayo]

[23.30h]

Acabé de cenar.

Les dije a mis compañeros que me iba ya a la cama, pero no fue así, fui en dirección contraria a los dormitorios, ellos ya lo pudieron ver. Solo quería salir al exterior, respirar un poco... Llevaba encima una melancolía que pesaba, quería quitármela de encima y con un poco de aire fresco podría funcionar.

Llegué a la plaza y a pesar de la cantidad de gente que había por allí paseando, tuve la suerte de no ser reconocido... mejor, no tenía humor para aguantar los fans y menos, las broncas de Adrian. Me eché las manos a los bolsillos y me acomodé en un banco de la plaza, con la cabeza reclinada hacia atrás, mirando el cielo. En un momento, caí en mis pensamientos: "Tonto..." Me repetía. Solo echaba de menos un saco de cosas... mi local, la pesada de mi hermana, a Kiro... entre otras menos importantes. "Aix..." Suspiré al mismo tiempo que caía una lágrima, la cual, intenté retener...

...suteki da ne,
futari te wo tori aureketa nara...

Empecé a cantar en silencio.

Me pareció raro que Kazuo se fuera en dirección opuesta a las habitaciones cuando él mismo había dicho que se iba a descansar. Le seguí con la mirada viendo así como salía del hotel, y como había terminado me levanté y también me fui. Iba a irme a descansar, pero como siempre, la preocupació por mi compañero afloró en mí, por lo que me di la vuelta divisando así a Kazuo alejándose cada vez más. No tardé en seguirle, llegando así a una plaza en la cual se sentó en un banco haciendo la cabeza hacia detrás para luego tararear una canción que me sonaba, por lo que no tardé en acercrme a él por detrás y seguir tarareándola, en un susurro.

Él estaba con la cabeza hacia detrás, por lo tanto ambos nos veíamos boca abajo. Para mi sorpresa un hilo de agua acariciaba la mejilla de Kazuo, aunque no le dije nada.

- ¿Disfrutando de la noche?

- Hey!! Kat!

Me levanté de un sobresalto al ver a la chica, me sorprendió bastante puesto que no esperaba encontrarme a nadie del grupo. Estiré los brazos hacia arriba como símbolo de pereza y acto seguido me froté la cara con la manga de mi camiseta para despejarme un poco.

- Si... más o menos... - Le respondí en un tono algo apagado. - Iba a descansar un poco pero no pude resistir el tomar un poco el aire. - Añadí.

Volví a sentarme al banco. Giré un poco el torso hacia la derecha para no darle la espalda a la chica y el brazo diestro, lo apoyé en el respaldo del banco.

- ¿Y tu que haces por aquí? ¿No estás cansada? .- Sonreí.

- Hey!! Kat!- dijo en un sobresalto para luego incorporarse a la vez que se estiraba de forma perezosa - Si... más o menos... Iba a descansar un poco pero no pude resistir el tomar un poco el aire.

Se sentó nuevamente en el banco girándose ligeramente para poder mirarme.

- ¿Y tu que haces por aquí? ¿No estás cansada?

Negué con la cabeza y me senté en el banco, junto a él.

- La verdad es que no...

Bueno, algo sí que estaba pero... Supongo que habían cosas más importantes.. Como siempre.

- Hace un poco de frío esta noche, cuidado no te vayas a resfriar que sin ti el grupon o es nada Kazuo - reí ligeramente guiñándole luego un ojo.

Observé a la chica mientras se acercaba a mi y se sentaba en el banco a mi lado.

La miré a los ojos mientras me hablaba. Escuché sus palabras que me hicieron ponerme de buen humor y sonreí.

- Hace un poco de frío esta noche, cuidado no te vayas a resfriar que sin ti el grupon o es nada Kazuo.

- Bueno, pues si tienes frío ya te abrazo yo... - Bromeé pero igualmente la abracé. Me senté con las piernas cruzadas en el banco, mirando hacia ella y con los dos brazos la rodeé abrazándola suavemente, pero no tardé en soltarla, la verdad, es que me daba algo de vergüenza...
- Pero si la que nos da vida eres tu! .- La admiré.

- Bueno, pues si tienes frío ya te abrazo yo...

Cuando sentí sus brazos rodeándome, reí ligeramente... Este Kaz... Nunca cambiaría y me gustaba como era por ello.

- Pero si la que nos da vida eres tu!

- ¡Qué dices! ¿Crees que sonaría bien mi voz sin instrumentos? Además, también me gusta cuando hacemos un dúo Kaz - reí ligeramente - Tienes una voz sexy - sonreí.

Me rasqué la cabeza mientras reía tontamente.

- Pues claro que suena bien sola tu voz... - Le dije intentando imitar su voz en forma de burla. - Bueno, tu lo haces mejor... - Me disculpé y me eché a reír a carcajada limpia.

Y sus otras palabras... Ya me había planteado muchas veces que pasaría si me fuese del grupo, como serían las cosas... y sinceramente, al poner a mis compañeros y mis actuaciones como solitas en la balanza... estaba claro quien ganaba: la fama no era nada al lado de mis amigos. Estuve algunos segundos pensativo en eso, acariciando la piedra que colgaba de mi cuello gracias a una cadena.

- A mi me encanta cantar junto a ti, ya lo sabes. - Le sonreí. - Y con los demás también, claro! - Añadí. - Y respecto a mi voz... bueno, siempre que va acompañada de la tuya tan sensual es buena.

- Pues claro que suena bien sola tu voz... - dijo imitándome.

- ¡Yo no hablo así! - le saqué la lengua.

- Bueno, tu lo haces mejor...

Yo no creía eso... Simplemente que la voz femenina es diferente a la de la masculina, además Kazuo tenía una voz realmente sensual y aparte él era todo un chulo cuando quería, pero chulo de galán porque Kazuo siempre había tenido su encanto... Me acuerdo que me gustó muy tontamente, también recuerdo que no me hizo ni pizca de caso en ese tiempo... ¿Cuántos años tendría yo? ¿16? Qué cosas.

- A mi me encanta cantar junto a ti, ya lo sabes. Y con los demás también, claro! Y respecto a mi voz... bueno, siempre que va acompañada de la tuya tan sensual es buena.

- Entonces uno no puede estar sin el otro para que suene bien ¿no? - reí - Oye Kaz... Echo de menos el Black Japan, dejamos tantos recuerdos en Japón. -

Jimbo, mierda.

- Bueno, pero no estamos para amargarnos en esta noche tan bonita, ¿quieres dar una vuelta? -

- Entonces uno no puede estar sin el otro para que suene bien ¿no?

- Ahá. - Afirmé mientras reía junto a ella.

- Oye Kaz... Echo de menos el Black Japan, dejamos tantos recuerdos en Japón. - Tenía razón, allí es donde nos conocimos todos, donde dimos nuestro primer concierto, donde nos reuníamos para celebrar las fiestas...

- No eres la única. - La apoyé con una sonrisa. - Vete a saber que habrá hecho mi hermana del lugar... espero que no haya puesto muchos detallitos pijos.- Bromeé. Ahora el local estaba bajo el control de mi hermana, se ofreció para llevarlo mientras yo estuviera de gira. - Aún me acuerdo al primera vez que tu y Aya entrasteis por aquella puerta, lo joven que eras y en la mujercita que te has convertido... como pasa el tiempo. - Sonreí.

Tras un rato de silencio volvió a hablar para proponer algo.

- Bueno, pero no estamos para amargarnos en esta noche tan bonita, ¿quieres dar una vuelta?

En verdad si que podíamos ir a caminar un poco por el lugar, era bonito y la noche acompañaba, sin frío, sin calor, sin aire... perfecto. Me levanté del banco y tuve una idea... aunque algo peligrosa, algo que nunca a nadie le había enseñado y quizás ahora era el momento perfecto para compartir ese secreto.

- Ven conmigo Kat. - Cogí la mano de la chica sin dejarla decidir y salí rápidamente hacia el campanario, según tenía entendido era el lugar más alto de Venecia, era perfecto para lo que le quería enseñar.

Su explicación sobre el Black Japan, o más bien su recordatorio me hizo algo de gracia.

- Ven conmigo Kat.

No tuve tiempo de decir prácticamente nada pues me cogió de la mano y empezó a caminar. ¿Hacia donde íbamos? No importaba, me dejé guiar por Kazuo, dejando la tensión del repentino arrebato de cogerme por la mano, y me relajé, apretando incluso la mano de mi compañero ligeramente. Cuando me di cuenta, divisé un grandioso campanario a unos metros. ¡Vaya qué bonito! Pero... estaba cerrado.

- Una pena que esté cerrado, pero te preocupes Kaz, vendremos otro día y veremos toda la grandeza de Venecia desde lo más alto. - sonreí.

¡Que mala suerte! El campanario estaba cerrado. Hacia pocos días que había hecho una escapada por Venecia yo solo y había subido arriba del campanario, era precioso y pro la noche tendría que serlo más...

- Una pena que esté cerrado, pero no te preocupes Kaz, vendremos otro día y veremos toda la grandeza de Venecia desde lo más alto.

- Y tanto que la veremos, pero otro día no... - Susurré para mí mismo mientras que me frotaba el mentón pensativo. - Ya sé, busca algún rincón donde no nos vea nadie... - Volví a coger la mano de la chica para volverla a arrastrar conmigo. Ahí estaba nuestro punto de inicio, justo al lado del campanario y aprovechando la oscuridad de la noche podría activar la piedra sin que nadie nos viera.

- Sujétate a mí. - Le dije mientras la abrazaba con seguridad por la cintura. La piedra que colgaba de mi cuello empezó a brillar y poco a poco empezamos a ascender, en pocos segundos ya estábamos arriba del todo del campanario, pero no al balcón más alto... sino al pié del ángel que coronaba el campanario. Allí corría mucho más aire, se estaba más fresco pero esas vistas merecían verse...

- Ya sé, busca algún rincón donde no nos vea nadie...

- Qué misterioso eres... - dije de forma burlona, dejándome llevar nuevamente por él.

Esta vez nos fuimos a un callejón tras el campanario.

- Sujétate a mí.

- ¿Eh?

Noté los brazos de Kazuo rodearme por la cintura fuertemente, por lo que yo inmediatamente me aferré a él con fuerza. Iba a apoyar la cabeza sobre su pecho cuando en éste la piedra que llevaba colgando comenzó a brillar ¿no iría a...? Pues sí, iba a. Comenzamos, literalmente, a volar, flotando así en el aire hasta llegar a la cima del campanario, junto a la estatua del ángel que lo coronaba.

Había cerrado los ojos, notando como el viento zarandeaba mis cabellos de un lado hacia otro, pero pronto abrí los ojos, mirando hacia un lado y sorprendiéndome muchísimo, aunque luego una amplia y agradable sonrisa se dibujó en mis labios.

- Kaz... ésto es precioso - me aferré más a él.

Sonreí feliz al ver que le gustaron las vistas.

- Kaz... esto es precioso.

La miré mientras ella observaba toda Venecia, me gustaba verla sonreír, aparte, a mí también me gustaban esas vistas.

- Pues en todas las ciudades donde hemos estado de gira he hecho escapadas nocturnas como estas... pero yo solo. - Hice una pequeña pausa para contemplar un poco la ciudad, después continué. - Imagínate la de paisajes como estos he contemplado...

En ningún momento dejé de sujetar a la chica por miedo a que cayese, no quería ponerla en peligro. Estar en un lugar tan alto junto a ella me hizo recordar otra cosa de los tiempos pasados.

- ¿Te acuerdas de aquella vez que subimos en la noria? El vértigo que tenía entonces... - Le hice memoria. - Pues quien diría que yo llegaría a volar... - Sonreí feliz.

- Pues en todas las ciudades donde hemos estado de gira he hecho escapadas nocturnas como estas... pero yo solo. - hizo una pequeña pausa pero rápidamente continuó - Imagínate la de paisajes como estos he contemplado...

- Eres muy afortunado... aunque para la próxima iré contigo, sigo pensando que todo ésto es precioso...

Hubo un pequeño silencio, pero pronto fue roto por Kazuo, algo que no me importó en absoluto, me encantaba hablar con él.

- ¿Te acuerdas de aquella vez que subimos en la noria? El vértigo que tenía entonces... Pues quien diría que yo llegaría a volar...

Abrí los ojos de par en par, ya no miraba el paisaje, sino hacia delante, tenía mi vista clavada en su camisa de color negro, como siempre. Es verdad... Ya... ni me acordaba. Sonreí para mi misma llegándome a sonrojar ligeramente y apoyé la cabeza en su torso.

- ¿Sabes? Ese día quería decirte que me gustabas, me tenías coladita por tus huesos jefe - reí ligeramente - Tenías que verte la cara cuando subimos a la noria, suerte que tía Kat estaba ahí para acompañarte - comenté.

- Eres muy afortunado... aunque para la próxima iré contigo, sigo pensando que todo esto es precioso...

- De acuerdo, ya verás como te gustarán... . - Le respondí.

La chica se sorprendió al contarle lo de la Noria, quizás ella ya no se acordaba pero no importa, seguro que tubo mejores momentos que recordar, además... ya hace bastante tiempo de ese día.

Ella se apoyó en mi pecho, yo continué mirando al frente pero sin dejarla de escuchar.

- ¿Sabes? Ese día quería decirte que me gustabas, me tenías coladita por tus huesos jefe. Tenías que verte la cara cuando subimos a la noria, suerte que tía Kat estaba ahí para acompañarte.. - Escuché un suave reír.

- Dirás... suerte que tía Kat estaba allí para obligarme a subir!. - Bromeé. Segundos después de un corto silencio continué.
- Uhmm... ¿Y ya no? - Respondí agachando un poco la cabeza para dirigir mi vista hacia ella que continuaba con la cabeza apoyada en mi torso.

- Dirás... suerte que tía Kat estaba allí para obligarme a subir

- Perdona guapo, subistes por que quisistes - respondí con el mismo tono.

- Uhmm... ¿Y ya no?

- ¿Eh?

Esa pregunta me había pillado desprevenida, pero seguramente, y viniendo de Kazuo estaría buscando un motivo para molestarme o reirse de mí. Levanté la vista para quedar nuestros rostros cara a cara.

- Es que como ya no eres mi jefe has perdido el encanto...

Miré fijamente a los ojos de la chica para quedarme un par de segundos embobado. Vaya... nunca la había tenido tan cerca y si había sido así, tonto de mí, nunca me había fijado en que tenía los ojos más bonitos de lo que parecían.

- Es que como ya no eres mi jefe has perdido el encanto...

- Pues... pues... - Me quedé algo cortado, quizás aún quedaba algo de ese Kazuo tímido que era antes... - Tu sigues conservando ese encanto propio que has tenido siempre... - Al final reaccioné, y era verdad, siempre había tenido esa lindeza característica de ella que como me acababa de pasar a mi, te dejaba embobado.

- Pues... pues... - dijo parando de hablar durante un momento - Tu sigues conservando ese encanto propio que has tenido siempre...

Mis mejillas se sonrojaron pero pronto le saqué la lengua.

- Si piensas que así vas a recuperarme la llevas clara - reí burlona - El tren de Katsumi partió hace tiempo, no volveré a caer entre tus brazos ohhhh rompe corazones - dije con tono dramático claramente fingido, para luego reir ligeramente.

Menos mal que no me había declarado ¿te imaginas? Me hubiera llevado un planchazo, era una cría para aquel entonces.

Gesto que me esperaba de ella, me sacó la lengua y yo me eché a reír, la de veces que había visto esa lengua, igualmente antes de todo eso se sonrojó, también típico de ella, cosa que me hizo sonreír más.

- A sí que... esas tenemos... eh... - Le dije lentamente con voz de intriga.- Pues que sepas que de rompe corazones nada! . - Puse cara triste, como si de un niño de diez años me tratase. - Pobre de mí... que me utilizáis todas...

La agarré fuertemente con el brazo diestro, pero sin lastimarla, para poder soltarla con la mano izquierda y posar mi dedo índice sobre sus labios.

- ¿Pues sabes que? El tren de Katsumi no ha partido todavía, más que nada por que no hay tren. - Dije sacándole yo esta vez la lengua en forma de burla. - Es mi tren el que aún está en la estación... - Dije mientras bajaba mi dedo índice desde sus labios hasta su barbilla.

- A sí que... esas tenemos... eh... Pues que sepas que de rompe corazones nada! . Pobre de mí... que me utilizáis todas... - imitó ponerse triste pareciendo así un crío, a lo cual yo reí.

Mi risa dejó de salir de mis labios cuando el dedo de Kazuo se posó sobre éstos.

- ¿Pues sabes que? El tren de Katsumi no ha partido todavía, más que nada por que no hay tren. - dijo entonces él devolviéndome el gesto y sacándome por lo tanto la lengua de forma graciosa - Es mi tren el que aún está en la estación...

Había trasladado tras pronunciar estas últimas palabras el dedo que se posaba en mis labios hasta la barbilla.

- S-si tu tren aún sigue en la estación es porque seguramente, no te habrás arriesgado a que salga de ahí...

Desvié la mirada y volví a fijarme en el paisaje, sí, precioso.

- S-si tu tren aún sigue en la estación es porque seguramente, no te habrás arriesgado a que salga de ahí...

Alcé la cabeza para desviar yo también la mirada hacia toda Venecia y me quedé callado, completamente callado y serio. En ese momento miles de canciones pasaron por mi mente pero ninguna era oportuna para mi, para ese momento... por ello, me quedé vacío, nunca me había sentido así, parecía que no hubiera ningún tipo de alma en mi, como si hubiese dejado de ser humano. Simplemente, estaba en blanco, no sabía que decir... y muchas veces, el silencio era la mejor respuesta.

Kazuo no había respondido... Me preocupaba. Primero se había ido solo de la mesa, cuando normalmente es Aya y Takumi quienes se van primero, razón obvia, quedándonos los demás en mesa. Había dicho que se iba a descansar y finalmente se fue hacia otro lado... Y cuando llegué... bueno, no es que estuviera en el mejor estado. Quizás no estaba acostumbrada a verlo sin su carácter vivaracho.

Alzé la vista, muy lentamente, hacia arriba contemplando su rostro.

- Kaz, ¿estás bien?

- Kaz, ¿estás bien?

- Si, mas o menos... - Respondí con una sonrisa. Estaba algo melancólico, eso era todo. Echaba de menos muchas cosas igual que ella, ya lo habíamos comentado antes y además, la reciente conversación con ella me dejó algo cortado.

- Oye Kat... - Pregunté con tranquilidad. - ¿Y si me fuese? .- Quizás no había sido muy clara mi pregunta, añadí: - ¿Si un día desaparezco sin dejar ningún rastro? Bueno.. tu ya sabes donde se me podría encontrar... - Reí.

Si alguna vez desaparezco y no estoy en japón, en mi hogar, estaría en algún lugar bien alto, donde nadie me pudiese encontrar.

- Si, mas o menos...

¿Más o menos? ¿Qué se le pasaba por la cabeza?

- Oye Kat... ¿Y si me fuese?

- ¿C-Cómo? - pregunté contrariada.

- ¿Si un día desaparezco sin dejar ningún rastro? Bueno.. tu ya sabes donde se me podría encontrar...

¿Pero qué estaba diciendo? Me quedé en silencio durante unos segundos, aún mirando hacia otra parte pero luego estreché fuertemente a Kazuo. No quería que se fuera, pero... Kazuo siempre había echado de menos toda su otra vida aún cuando tenía el Black Japan... pero... yo le echaría de menos.

- Te apoyaré siempre ante cualquier dicisión Kaz..- - susurré aún abrazándolo, se notaba que lo decía completamente en serio, le echaría mucho de menos - Te echaría mucho de menos jefe..

Noté como la chica se preocupaba por mí, el que me abrazase cada vez más fuerte la delataba, parecía que tuviese miedo de que me fuera.

- Te apoyaré siempre ante cualquier decisión Kaz... - Sonreí.

- Gracias, Kat. Siempre has sido muy buena conmigo... y con todos . - Añadí. Ella siempre estaba allí cuando alguien lo necesitaba, todos le debíamos mucho a ella.

- Te echaría mucho de menos jefe... - Agaché la cabeza para volverla a mirar. - Pero la decisión ya está tomada, hace tiempo que decidí quedarme con vosotros y aquí estoy! Además, ya no soy tu jefe, antes lo dijiste! - Sonreí para animarla. - Sería muy egoísta largarme y dejaros plantados, y ya sabes que yo no soy así...