Una llamada para una cita [Noche del 21 y día 22]

- Ahá... - dijo volviendo la vista hacia abajo - Siempre que tu me la pidas... - volvió a subir la vista, mirando así a Hitomi la cual se había quedado algo sonrojada ante aquellas palabras.

Los acordes ya habían empezado a sonar y la chica aún no se podía creer que fuera a tocar esa. Era una canción, y es, preciosa.

- ¿Entonces...?

- ¿Cómo negarme ante esa canción?

Antes de que Kazuo la empezase ya la estaba oyendo en su cabeza, y es que "Somewhere over the rainbow" siempre le había parecido una canción preciosa. Sonrió observando con detenimiento a Kazuo, quien lucía aún más atractivo cuando cantaba. Cuando éste comenzó a cantar se apoyó suavemente en el respaldo del sillón, dejándose llevar totalmente por la melodía y cantándola ella también sin darse cuenta (aunque más bajito), con la cabeza apoyada detrás y los ojos cerrados.

- ¿Cómo negarme ante esa canción?

Kazuo sonrió a la misma vez que bajó la vista para fijarse en los acordes y no tener ningún fallo, ya que, aunque tuviese mucha experiencia, si no prestaba atención podría cometer el mínimo fallo.

- MhmMmMh... - Tarareó la canción para luego empezar a cantar en un inglés muy practicado.

"....Somewhere over the rainbow
Way up high
And the dreams that you dreamed of
Once in a lullaby...."

Poco a poco la canción se fue apagando mostrando así su final. Kazuo levantó la vista para mirar a la chica que antes se había acomodado para disfrutar de la canción. Sé mordió la lengua en gesto de timidez, pues lo había dado todo para hacerlo lo mejor posible y sabía que le había quedado bien, excelente.

- ¿Te gustó? .- Preguntó

Como esperaba, la canción fue totalmente maravillosa. Se había relajado de tal manera que podría quedarse escuchando la voz del chico durante muchísimo tiempo, pero seguramente acabaría por quedarse afónico o sin saliva de tanto cantar. Hitomi no vio el tímido gesto de Kazuo pues aún permanecía con los ojos cerrados.

- ¿Te gustó? .- Preguntó

Su pregunta fue el detonante para que la chica abriera los ojos y sonriese abiertamente.

- No - dijo aún sonriendo - Me ha encantado. - confesó.

Tocó suavemente una nota de la guitarra con el dedo índice.

- Definitivamente, tengo que ir a un concierto - comentó - Por cierto ¿quieres cenar algo o prefieres no sé.. pedir unas pizzas?

- No - Si no fuese porque sonreía Kazuo hubiera pensado que no le había gustado de verdad - Me ha encantado. - El chico sonrió.

Hitomi acercó la mano para tocar una cuerda de la guitarra a lo que el guitarrista se la entregó, por si quería tocarla... aunque no supiera.

- Definitivamente, tengo que ir a un concierto - Kazuo asintió con la cabeza - Por cierto ¿quieres cenar algo o prefieres no sé.. pedir unas pizzas?

El chico miró la hora. Ya era algo tarde, y es que cuando te lo pasas bien el tiempo vuela.

- ¡Si! Buena idea, pidamos unas pizzas y que nos las traigan al hotel... .- Confirmó Kazuo. - Vayamos a pedirlas antes de que sea mas tarde...

Se levantó del sofá para dirigirse hacia el teléfono y tras mirar en un folleto que tenía allí al lado, pues ya había pedido más de una noche para cenar con sus compañeros, marcó el número. Fue él quien habló pero en un italiano bastante chapoteado aunque se entendió con el pizzero.

- Una de 4 formaggio e... - Miró a la chica esperando a que le dijera cual quería ella.

- ¡Si! Buena idea, pidamos unas pizzas y que nos las traigan al hotel...
- Vale.
- Vayamos a pedirlas antes de que sea mas tarde...

Kazuo llamó a la pizzería y pidió primero al suya, mirando luego a Hitomi para ver cual quería. En realidad no sabía exactamente cual pedir, sin embargo más le valía elegir rápido. Por lo que acabó decantándose por copiarle.

- Pediré la misma que la tuya - respondió finalmente con una sonrisa.

- Pediré la misma que la tuya.

- ¡Due! ¡Due! Due de 4 formaggio. - Corrigió Kazuo tras escuchar la decisión de Hitomi.

Tras dar la dirección del hotel el chico colgó.

- Dentro de unos veinte minutos tendremos que salir a buscarlas a la puerta. - Explicó mientras recogía varios trastos que había encima de una de las mesas en la cual, solían comer todos los del grupo cuando pedían que les trajeran la cena allí, sí, a veces tenían bastante morro pero eran jóvenes... no tenían remedio.

Acercó al mesa hacia el sofá, allí podrían dejar las pizzas y estarían cerca de un lugar cómodo para sentarse.

- Y bueno, ¿Que te pareció el concierto? .- Preguntó Kazuo refiriéndose a las pocas canciones que había tocado antes. - No es lo mismo solista que con todo el grupo... pero supongo que hubiese sido imposible reunirnos todos ahora, cada uno está con sus cosas, aprovechando el día libre que tiene. - Explicó. Pues a él le hubiese gustado que estuviesen todos allí para haber tocado juntos algo para dedicarle a Hitomi, pero si no asistía a un concierto... lo veía difícil.

- ¡Due! ¡Due! Due de 4 formaggio.

Le hizo bastante gracia oir como intentaba hablar en italiano. Realmente había sido una suerte que ella conservase su lengua natal. Kazyo comenzó a recoger varias cosas que tenía por allí tiradas.

- Dentro de unos veinte minutos tendremos que salir a buscarlas a la puerta.

- Sin problemas - contestó ella con una sonrisa posando ambas manos sobre su regazo.

- Y bueno, ¿Que te pareció el concierto? . No es lo mismo solista que con todo el grupo... pero supongo que hubiese sido imposible reunirnos todos ahora, cada uno está con sus cosas, aprovechando el día libre que tiene.

Sonrió tiernamente.

-No preocupes, ha sido un concierto perfecto. Tocas y cantas muy bien y no me cansaría de repetírtelo. Me alegro de haberme chocado contigo en aquel bar - se sonrojó suavemente - Me da un poco de vergüenza que sólo toques para mí la verdad... - confesó.

-No preocupes, ha sido un concierto perfecto. Tocas y cantas muy bien y no me cansaría de repetírtelo. Me alegro de haberme chocado contigo en aquel bar - Se sonrojó suavemente al igual que hizo Kazuo pues seguro que él se alegró mucho más de ese encuntro en el aquel bar.

- Me da un poco de vergüenza que sólo toques para mí la verdad... - confesó.

El chico dejó lo que estaba haciendo para prestar más atención a su compañera. Cruzó los brazos suavemente y se apoyó en la pared.

- Bueno... - No sabía que decirle, estaba bastante cortado pues los halagos de Hitomi le gustaban. - Es todo un placer tocar solo para ti... - Pronunció con dificultad, pues la vergüenza podía con él. - Es todo un halago para mi que me escuches especialmente tu.... - añadió aún más vergonzoso.

Echó un vistazo al reloj para controlar la hora y que el repartidor no tuviera que esperarse.

Se le hacía más fácil decirlo porque Kazuo no la miraba, pero en cuando el chico se apoyó en la pared y se cruzó de brazos clavando su roja mirada en los azules de la chica. Al ver el sonrojo del chico, comenzó a ponerse más nerviosa y empezó a juguetear con las arrugas que producía su vestido en su regazo.

- Bueno... - dijo algo cortado - Es todo un placer tocar solo para ti...
- A-Arigato...
- Es todo un halago para mi que me escuches especialmente tu.... - añadió entonces.

¿Especialmente ella? Subió la vista, pues la había desviado por la vergüenza y miró a Kazuo. Los dos estaban muy vergonzosos y es que Hitomi no estaba acostumbrada a tratar con personas así, claro que hablaba con gente pero no quedaba de forma tan.. "especial" con nadie, y por ello la situación le ponía aún más nerviosa pues no sabía realmente como reaccionar.

- ¿P-Por qué.. especialmente yo? - se atrevió a preguntar.

- ¿P-Por qué.. especialmente yo?

Las palabras le habían salido solas y a pesar de no arrepentirse de ellas, empezó a moverse, nervioso, recogiendo cosas que ya estaban en su sitio para colocarlas en otro lugar, soplando en los rincones donde había más polvo.

- Esto... ehmmm... - Dijo con la mirada perdida por la habitación aunque no tardó en armarse de valor y volver a centrar su visión en al de la chica. - Ha- hay algo en tu ser que-que... me hace sentir muy cómodo . - Pronunció con algo de tartamudez mientras que con la mano derecha se rascaba la cabeza, la otra mano la guardaba al bolsillo.

Kazuo se había puesto... ¿nervioso? Hitomi comenzó a mirar todos los movimientos que hacía, recogiendo aún más cosas. Aunque ella veía esas cosas en un buen lugar y encima no molestaban, pero tampoco iba a criticar el orden de las cosas del grupo. Sin embargo, también se había puesto algo nerviosa mientras esperaba por una parte la respuesta del chico.

- Esto... ehmmm... - comenzó a murmurar mirando hacia cualquier parte hasta finalmente posar sus ojos en los de Hitomi - Ha- hay algo en tu ser que-que... me hace sentir muy cómodo . - pronunció con algo de tartamudez mientras que con la mano derecha se rascaba la cabeza, la otra mano la guardaba al bolsillo.

Hitomi sintió como sus mejillas se sonrosaban ligeramente. Le había gustado esa respuesta.

- Tú... T-Tú también haces que me sienta muy cómoda, Kazuo - comentó también de forma tímida.

Se quedó en silencio, con las manos sobre su regazo mirando hacia la pequeña mesa que tenía en frente. Por algún motivo no podía mirar a Kazuo directamente a los ojos. Si lo pensaba de forma fría, esa situación que estaba viviendo le parecía totalmente irreal. Alguien tan famoso como él paseando con alguien como ella... Tan... Quizás rara. Además, Kazuo parecía interesarse por los gustos de Hitomi, cosa que poca gente hacía.

- Tú... T-Tú también haces que me sienta muy cómoda, Kazuo . - Su voz sonó tímida, pero a la vez tan dulce.

Kazuo sonrió aún rascandose la cabeza con un gesto tímido. Se hicieron unos segundos de silencio cuando fue a proponer de ir fuera a bucar las pizzas pero se le adelantaron, el recepcionista que estaba en ese momento de servicio entró. En la mano llevaba un par de cajas de la pizzería y de ellas salía un olor que te hacía la boca agua.

- El pizzero está fuera esperando el dinero. - Comentó el joven recepcionista mientras le entregaba las dos cajas a Kazuo que se había acerado a la puerta para recibirlas.

- Si, toma. - Se puso la mano en los bolsillos y sacó un par de billetes. - Dale esto por favor. - Le ordenó el chico amablemente.

Cuando la puerta se volvó a cerrar y los dos se volvieron a quedar solos, Kazuo, puso las pizzas encima de la mesa que estaba enfrente de Hitomi, abrió las cajas y acercó la mesa hacia el sofá para que la chica pudiera servirse con comodidad. Kazuo se sentó a su lado.

- ¡Buen probecho!. - Exclamó cogiendo un trozo de la pizza con las manos y llevandose la punta a la boca.

Cuando esperaba nuevamente oir una respuesta por parte del chico acerca de aquel comentario "valiente" que ella también había hecho. Pero entonces apareció el recepcionista con las pizzas en las manos cual bandeja y se las entregó a Kazuo, avisándole de que el pizzero estaba a fuera esperando que le pegasen. Hitomi fue a sacar dinero cuando vio como Kazuo sacaba lo suficiente como para pagar lo de ella también. No dijo absolutamente nada pero sí que se encogió de hombros avergonzada. Ahora que se fijaba, estar con Kazuo le ponía algo nerviosa, pero era demasiado pronto como para juzgar nada.

Kazuo puso las pizzas sobre la mesa y ambos comenzaron a comer tras oir como e lchico le deseaba un buen provecho, no tardando ella en responderle con un "igualmente" algo tímido. No hablaron de muchas cosas pues se notaba que había hambre, y de lo poco que hablaron fueron de cosas triviales mientras comían. Exclamaciones de Kazuo diciéndole que los ingredientes estaban muy ricos y que la pizza en Italia era única, comentarios a los cuales Hitomi sonreía.

Cuando finalizaron de comer, Hitomi se limpió la comisura de los labios con una servilleta que le había tendido Kazuo previamente.

- Estaba muy rico - comentó antes de pensar en como despedirse - Creo, que es hora de que me vaya - dijo algo apenada.

Tras acabar de llenarse el estómago y limpiarse las manos y los labios con una servilleta de papel, se reclinó hacia atrás para acomodarse al respaldo del sofá.

- Estaba muy rico. - Comentó la chica - Creo, que es hora de que me vaya.
Kazuo reaccionó mirando el reloj. Si que era ya bastante tarde, aunque él no tenía intención de irse ya a la cama pero quizás ella quería descansar, no sabía si mañana tenía que madrugar o no.

- De acuerdo. - Afirmó Kazuo con tranquilidad. - ¿Quieres que pidamos un taxi? . - Propuso, pues no sabía si Hitomi vivía muy lejos del hotel donde se encontraban.

- De acuerdo. - dijo - ¿Quieres que pidamos un taxi?

Hitomi negó con la cabeza.

- No te preocupes, no vivo muy lejos de aquí - comentó.

Se levantó suavemente del sillón y comprobó que no se dejaba nada atrás. Cuando lo comprobó el todo, Kazuo la acompañó hasta la puerta. Ambos bajaron las escaleras del hotel y antes de irse Hitomi se dio la vuelta, haciendo una pequeña reverencia, muy típica de japón.

- Me lo he pasado muy bien, Kazuo... - se encogió de hombros y rápidamente se acercó a él para darle un tímido beso en la mejilla - Llámame - le dijo antes de irse con paso rápido.

- No te preocupes, no vivo muy lejos de aquí - comentó.

- Como desees. - Respondió Kazuo. Su intención, al menos, era acompañarla a casa, pero cuando acompañó a Hitomi hasta la puerta y, ella, se giró para hacer una reveréncia en forma de despido, ya se dió cuenta que no haría falta.

Kazuo también le hizo otra reveréncia.

- Me lo he pasado muy bien, Kazuo... . - Explicó.

- Yo también, habrá que volverlo a repetir. - Comentó con una sonrisa.

La chica se acercó a su rostro para darle un beso en la mejilla, Kazuo se puso muy colorado y antes de que ella volviera a apartar su rostro, él hizo lo mismo, le propinó a la chica un rápido beso en la mejilla.

- Llámame.

- S-Sí... - Tartamudeo Kazuo con la mano levantada despidiendose. Se quedó plantado en la puerta, hasta ver como Hitomi giraba la esquina y la perdía de vista. Tras unos segundos que aún se quedó allí plantado, le vinieron en mente sus compañeros, ¿que debían estar haciendo? Bueno, no creía que tardase mucho en verlos.