Una llamada para una cita [Noche del 21 y día 22]

Se sorprendió que pudiera tener tanta paciencia, pero la tuvo, habían pasado ya más de veinticuatro horas desde que conoció a esa chica y aún no la había llamado... le prometió que lo haría, y sin duda, lo hizo. Cogió la tarjeta que le había dado Hitomi con su número de teléfono apuntado, registró el número en su teléfono móvil el cuál no solía llevar encima, pero así, no perdería el número, además... se tendría que acostumbrar a llevarlo así podrían localizarlo. Le dio al botón de llamada cuando el número de Hitomi estuvo en al pantalla y empezó a dar señal.

"BIIIP BIIIP BIIIP"

- ¿Hitomi? Soy Kazuo. - Preguntó nada más escuchar que alguien descolgaba el teléfono.

Hitomi había salido desde temprano para hacer la compra. No tardó mucho en hacerla colocándola toda con un orden extremo. Sin embargo hoy tocaba algo muy especial, se fue hacia la basílica de San Marcos. Había investigado sobre ella, aprendiendo que es el principal templo católico de la ciudad de Venecia aparte de muchísimos más datos. Se sentía muy emocionada a pesar de estar sola, aunque era cierto que de vez en cuando deseaba que alguien comprendiera esa emoción que sentía por todos los corazones de países o por lo monumentos.

Llegó bastante tarde a su casa pues se había entretenido en la de su padre, tocaba visita y le encantaba ver su cara cuando traía pasteles.

Ya estaba por fin en su apartamento. Dejó el bolso colgado en el perchero y los zapatos en la entrada pues tenía un suelo entre parqué y madera, su padre le decía que su madre tenía la costumbre de no pisar el suelo con los zapatos, así que ella por supuesto, no haría menos. Se dirigió hacia la cocina, cogiendo de una armario de abajo una regadera y echó agua en ella bien fresquita. Comenzó a regar cada una de sus plantas, que no es que fueran muchas pero las mimaba mucho cuando el móvil comenzó a sonar.

Sorprendida, dejó la regadera sobre una pequeña mesa baja y cogió el móvil. Era un númoro que desconocía.

- ¿Sí?
- ¿Hitomi? Soy Kazuo.
- ¿Kazuo? ¡Hola! Me alegra oirte - se notaba que estaba contenta y se notaba que sonreía - ¿Cómo estás?

- ¿Kazuo? ¡Hola! Me alegra oirte - La alegría con la que hablaba se transmitió a Kazuo quien conetstó también bastante animado - ¿Cómo estás?

- Bastente bien, he tenido un día algo movidito... - Explicó. - De un lado para otro de Italia, firmando discos con el grupo y visitando diferentes lugares. Pero bastante bien... ¿Y tú? ¿Cómo estás? - Preguntó, pues quería charlar un poco antes de invitarla a salir.

- Bastente bien, he tenido un día algo movidito... - Explicó - De un lado para otro de Italia, firmando discos con el grupo y visitando diferentes lugares. Pero bastante bien... ¿Y tú? ¿Cómo estás?

- ¡Vaya! ¡De gira con todo el grupo! Me alegra que ha sido un buen día. Pues yo... También bastante bien.

Paró de hablar un segundo ¿le interesaría la historia? ¿Sería él esa persona que podría acompañarle en sus visitas?

- Hoy he visitado la basílica de San Marcos ¿sabías que es el templo católico más importante de toda Venecia? - dijo con entusiasmo - Ha sido todo un lujo verla

- Hoy he visitado la basílica de San Marcos ¿sabías que es el templo católico más importante de toda Venecia? - explicó con entusiasmo - Ha sido todo un lujo verla

Kazuo escuchaba las palabras de la chica, no tenía conocimientos sobre el tema del que hablaba pero aún así, le gustaba escucharla.

- Me alegro que te gustase... Yo... bueno, a pesar de que me gusta hacer visitas a estos lugares... soy bastante inculto sobre el tema. - Confesó. - Pero aún así, si quieres puede acompañarte en alguna de tus excursiones... - Se ofreció para acompañarla. - Mira, justo mañana nos han dejado el día libre... ¿Te gustaría que fuésemos a pasar el día fuera? - Pensaba que le diría que no, que ya tenía planes o estaba ocupada porque la avisaba con poco tiempo de antelación... pero por probar...

- Me alegro que te gustase... Yo... bueno, a pesar de que me gusta hacer visitas a estos lugares... soy bastante inculto sobre el tema. - Confesó - Pero aún así, si quieres puede acompañarte en alguna de tus excursiones... - ofreció entonces haciendo que Hitomi sonriese - Mira, justo mañana nos han dejado el día libre... ¿Te gustaría que fuésemos a pasar el día fuera?

Un leve rubor apareció en las mejillas de la joven quien comenzó a juguetear con su pelo sentándose sobre su cama y finalmente acostándose en ella.

- ¡M-Me encantaría Kazuo! - respondió contenta - No hace falta hacer visitas, eso es parte de mi estudio y sí, me gusta mucho pero prefiero también otras cosas. ¿Quedamos para comer y luego damos una vuelta? Te enseñaré sitios estupendos de Venecia.

Quizás había hablado demasiado.

- ¡M-Me encantaría Kazuo! - El chico sonrió, acto que ella no pudo notar. - No hace falta hacer visitas, eso es parte de mi estudio y sí, me gusta mucho pero prefiero también otras cosas. ¿Quedamos para comer y luego damos una vuelta? Te enseñaré sitios estupendos de Venecia.

- ¡Estupendo!. - Respondió el chico sin pensárselo dos veces. - Será todo un honor que me hagas de guía en un mini tour por la ciudad, seguro que contigo acabaré cociéndola como si me hubiese criado en Venecia. - Rió.

- ¡Estupendo! . - respondió rápidamente Kazuo haciendo que Hitomi se girase en la cama, poniéndose de lado - Será todo un honor que me hagas de guía en un mini tour por la ciudad, seguro que contigo acabaré cociéndola como si me hubiese criado en Venecia.

- Me alegro que te guste el plan, entonces...

Se quedó pensativa durante unos instantes.

- ¿Dónde nos vemos y a qué hora?

- Me alegro que te guste el plan, entonces...

Durante unos instantes se quedó pensativa a la vez que el chico.

- ¿Dónde nos vemos y a qué hora?

Eso mismo estaba pensando el chico y, aunque él no era el indicado para proponer el lugar, respondió.

- Pues... ¿te parece bien a la una? Al lado de donde nos conocimos... si no recuerdo mal, justo al lado de ese bar de los churros, habían unos bancos... pues allí podemos encontrarnos. - Supuso que a ella le iría bien quedar allí, sino, ya propondría otro lugar.

- Pues... ¿te parece bien a la una? Al lado de donde nos conocimos... si no recuerdo mal, justo al lado de ese bar de los churros, habían unos bancos... pues allí podemos encontrarnos.

- Sí, hay unos bancos - afirmó por si se sentía un poco perdido - ¿A la una? Entonces supongo que almorzaremos juntos ¿no?

Le hacía gracia la situación, estaba con un guitarrista muy famoso, de uno de los grupos más populares actualmente, y nada menos que Kazuo quería quedar con ella. En cierto modo se sentía afortunada pero no quería que pensase que aceptaba por ser un famoso, porque esa no estaba ni en la lista de las razones por las que aceptaba. Y sí, había una lista.

- Sí, hay unos bancos - afirmó - ¿A la una? Entonces supongo que almorzaremos juntos ¿no?

- ¡Claro! . - Dijo con un tono alegre. - Pues bien, nos vemos mañana ¿no? . - No tenía muchas ganas de colgar, pero debía hacerlo puesto que mañana tenía pensado levantarse temprano y para no estar cansado tendría que irse a dormir pronto...

- Buenas noches, Hitomi! ¡Mañana nos vemos!. - Se despidió algo forzado.

- ¡Claro! - Dijo con un tono alegre - Pues bien, nos vemos mañana ¿no?

¿Iba a colgar? Bueno, Hitomi supuso que estaría muy ocupado y con esfuerzo, había sacado tiempo para llamarla.

- Buenas noches, Hitomi! ¡Mañana nos vemos!.

- Buenas noches, Kazuo. Hasta mañana ^^

Hitomi fue la primera en colgar, dejando el inalámbrico sobre su vientre. Se quedó mirando al techo con una sonrisa en sus labios y luego volvió a levantarse, dejando el teléfono en su sitio, cargándose, y se dirigió nuevamente hacia la mesa, para coger la regadera y terminar con lo que estaba haciendo. Una vez hecho, se fue a la cama a dormir.

Esperó a que le teléfono, después de que colgase ella, diera un par de tonos para colgar definitivamente. Lo dejó encima de la mesa y dio un par de pasos hasta su cama para dejarse caer encima. Empezó a meditar, a pensar en mañana... no podía quitarse de la mente esos ojos y esa dulce sonrisa...

Decidió irse ya a dormir, pues quería estar bien descansado para el día siguiente, por lo que se levantó enérgicamente y en unos instantes se puso su pijama improvisado: una camiseta de tirantes y unos pantalones finos y cortos de chándal para estar bien cómodo.

Estuvo unos minutos con los ojos abiertos, a pesar de que la luz estaba ya apagada, antes de caer en un profundo sueño. La alarma del reloj le despertaría a las nueve de la mañana....

[Día 22]

Y bien que le despertó, aunque le costó un poco deshacerse de las sábanas, diez minutos después de que hubiese sonado la alarma, se levantó. Se dirigió al baño y se metió en la ducha, pensaba darse un baño... pero quizás le relajaba tanto que se quedaba dormido, ahora con una ducha rápida tenía suficiente.

Tras salir del cuarto de baño, se vistió: encima de la ropa interior se puso un pantalón tejano (para no variar) de un color azul estropeado acompañado de un cinturón negro y bastante doble, para la parte de arriba, se puso una camiseta negra de manga larga, del cuello le colgaba una cadena de plata bastante doble y de calzado, unas botas poco pesadas.

Se dirigió a paso ligera hacia donde habían quedado, llegó algo más pronto, pues no quería llegar tarde y hacer esperar a la chica... se acomodó al banco, donde habían quedado, a esperar, mirando de un lado a otro por si la veía llegar.

Hitomi se había levantado muy temprano, como siempre. Era algo natural en ella pues desde pequeña, aparte de las clases, en los fines de semana le gustaba aprofechar todo lo máximo que podía, junto a su padre. Sin embargo hoy habría un gran cambio de planes. Había quedado con Kazuo aunque todavía faltaban horas. Se dio una buena ducha y luego en toalla se dirigió hacia su habitación poniendo la radia. La oía todos los días y le encantaba hacer las cosas al ritmo de la música, pues le ponía de muy buen humor. Haría un buen día, por lo que se puso un vestido que le llegaba hasta unp oco más arriba de los tobillos y una sandalias espartanas, de esas que suben ligeramente por la pierna a juego con el vestido, que era blanco. Se hizo dos largas trenzas y comenzó a recoger su habitación y la casa en general.

No tardó en salir de su casa para ir al lugar de encuentro, pues se acercaba la hora. Sin embargo, todavía tenía tiempo para pasarse por la casa de su padre. Compró unas flores y las dejó frente a la puerta interior de su padre, una que estaba entre la entrada y después del jardín. Dejó las flores con una sonrisa en su rostro y cuando su padre la oyó salío a saludarla, aunque ésta le dio un dulce beso en la mejilla y se fue, despidiéndose luego con la mano.

Caminó nuevamente hacia la plaza de San Marcos divisando unos cabellos lilas. Se acercó con paso tímido pero a la vez, decidido.

- Hola ^^ - saludó - ¿Has esperado mucho?

No llevaba mucho tiempo esperando cuando la chica llegó. Lo primero que hizo Kazuo fue sonreír, pues le alegraba verla.

- Hola ^^ - saludó - ¿Has esperado mucho?

- ¡Buenos días! .- Saludó ante todo mientras se levantaba del banco.

- No no, hace poco que acabo de llegar. - Debía hacer pocos minutos que Kazuo se esperaba, aún así miró el reloj. La chica había sido muy puntual, eso a Kazuo le gustaba, se la veía una persona tan responsable...

- ¿Ya sabes donde vas a querer que te invite a comer? . - Preguntó para iniciar una conversación al tiempo que se cogía las manos por detrás de la espalda. Debía confesar que estaba algo tímido, pues aún le costaba de creer que la chica hubiese aceptado su cita.

Kazuo la saludó con mucha energía.

- No no, hace poco que acabo de llegar.

- Me alegra oirlo, no me gustaría hacerte esperar.

- ¿Ya sabes donde vas a querer que te invite a comer?

Pero entonces, esas palabras sorprendieron a Hitomi. La cual se puso algo tímida, para responder.

- ¿I-Invitarme? N-No pensé que fueras a invitarme... Pero bueno... Tenía pensando un restaurante al que siempre voy con mi padre, es bastante bueno y no es muy caro. Auténticos platos italaianos, seguro que te gusta.

Miró hacia el frente para luego empezar a caminar girando levemente la cabeza.

- ¿Vamos?

- ¿I-Invitarme? N-No pensé que fueras a invitarme... Pero bueno... Tenía pensando un restaurante al que siempre voy con mi padre, es bastante bueno y no es muy caro. Auténticos platos italaianos, seguro que te gusta.

- Claro está que solo te invitaré si me lo permites... - Dijo con una sonrisa dando por echo que la chica le dejaría invitarla.

- ¿Vamos?

- ¡Claro!. - Expresó.

El chico se puso las manos al bolsillo y empezó a caminar al lado de la chica. ¿Que le podía decir? Quería conocer lo máximo posible sobre ella.

- Uhmmm, pues suena bien lo del ... Si tu lo conoces y crees que es ideal para ir, seguro que me gusta... Además... - Dijo frotándose la barriga. - Me gustaría probar comida italiana de verdad.. porque en todo el tiempo que he estado aquí he ido tirando con lo que me daban al hotel.

El chico, que caminaba con las manos en los bolsillos y al paso de la chica, iba alternando la vista entre la chica cuando le hablaba y hacia delante para no tropezar con nada ni nadie.

Kazuo respondió de forma afirmativa y alegre y se fue junto a la chica, comenzando ambos a caminar hacia el sitio.

- Uhmmm, pues suena bien lo del ... Si tu lo conoces y crees que es ideal para ir, seguro que me gusta... Además... -dijo entonces - Me gustaría probar comida italiana de verdad.. porque en todo el tiempo que he estado aquí he ido tirando con lo que me daban al hotel.

- Bueno, pues ahora vas a comer auténtica comida italiana.

Siguió caminando y pasaron por detrás de la plaza por unas calles muy estrechas que daban con un canal. Se metió en un restaurante que subía las escaleras, estaban un poco llenas de moho, porque cuando la marea subía llegaba hasta cierto escalón. No tardaron en entrar y sentarse.

- ¿Qué vas a tomar?

Cruzaron toda la plaza, pasaron por unas calles estrechas que daban a un canal. El restaurante estaba allí, pues la chica se metió en un edificio y Kazuo la siguió, subieron unas escaleras algo mohosas debido a la humedad de la marea.

Al acabar de subir las escaleras, el chico comprobó que se trataba de un restaurante bastante acogedor. Se sentaron en una mesa para dos personas que se encontraba al lado de la ventana y esperaron a que les trajeran la carta, el menú o lo que sea para que les puedan servir...

- ¿Qué vas a tomar?

En un principio pensó en no pedir nada de alcohol pero después pensó en la chica... ¿Que querría ella?

- ¿Te apetece un poco de vino? Sino... yo beberé agua que es lo más sano. - Sonrió.

- ¿Te apetece un poco de vino? Sino... yo beberé agua que es lo más sano.

- ¿Vino? - repitió sorprendida.

Su padre le decía que no había nada más bueno que acompañar la comida con vino, pero ella no era muy de vinos, aunque por una vez...

- De acuerdo vino, ¿y de comer?

- ¿Vino? - Se quedó algo sorprendida, lo más probable era que no bebiese nada de alcohol... y tomar vino para comer quizás le sonaba raro.

- De acuerdo vino, ¿y de comer?

Kazuo miró las opciones que tenía en la carta que le acababan de traer y tras echarle una ojeada se decidió rápido, tenía suerte de que a él solía gustarle todo, no tenía ninguna manía con la comida.

- Pediré... De primero riso al nero di seppia... - No le costó pronunciarlo mucho ya que era fácil leerlo. - Y de segundo... Sarde a... a... becafico... - Esta le costó más pronunciarla. - ... ¿Lo he dicho bien? . - Preguntó algo tímido.

- ¿Y vos que pedirá? . - Preguntó curioseando.

- Pediré... De primero riso al nero di seppia... Y de segundo... Sarde a... a... becafico...

Hitomi se rió un poco de él, llevando su mano frente a sus labios para no ser muy escandalosa.

- ... ¿Lo he dicho bien?

- Más o menos... - rió - Ésto de hablar japonés contigo me gusta mucho hacía tiempo que no lo practicaba tanto.

- ¿Y vos que pedirá? .

- No hace falta que me llames de usted... Aunque tiene su encanto - dijo mirando la carta - Yo pediré lo mismo que tú.

Vino el camarero y les tomó nota. Lo primero en traer fue el vino.

- ¿Un brindis? - propuso alegre.

- No hace falta que me llames de usted... Aunque tiene su encanto - dijo revisando la carta - Yo pediré lo mismo que tú.

"Ups..." Kazuo se sonrojó, no esperaba que la chica pidiera lo mismo que él... eso tendría que haberlo hecho el chico para mostrarse caballeroso que, aunque no lo fuese demasiado, lo intentaba. Bueno, solo esperaba haber escogido bien y que tanto a Hitomi como a él le aprovechase la comida.

El camarero, tras tomar nota, se fue para luego volver con el vino que habían pedido y una botella de agua que también había pedido Kazuo, por si en algún momento les dejaba de apetecer el vino.

Cogió al copa en la que el camarero le había servido el vino para echar un trago pero antes de hacerlo, Hitomi, le propuso un brindis.

- ¿Un brindis?

- Sí. - Dijo levantando la copa. - Por ... ¿la comida italiana? .- Bromeó. Le hubiera gustado decir "Brindamos por ti" pero pensó en que parecería muy pesado... y no sabía si a la chica le gustaría.

- Sí. - dijo levantando la copa. - Por ... ¿la comida italiana? .

Por un momento Hitomi pensó que brindaría por los dos, por haber quedado o por el día que se avecinaba, pero tampoco se negó a aquel brindis.

- C-Claro, por la comida italiana.

Levantó también su copa y la hizo tintinear con la de Kazuo.

- C-Claro, por la comida italiana.

Vaya cagada Kazuo, es que eres un tonto sin remedio. La chica aceptó el brindis pero sin muchas ganas, algo que el chico notó e hizo que se pusiera algo nervioso. Se sintió bastante estúpido, debería haber brindado por ella.

Bajó la vista durante unos segundos mientras buscaba su cartera en sus bolsillos del pantalón, al tenerla en mano la sacó sin mostrarla más arriba de la mesa y buscó en donde, teóricamente, habrían las monedas.

- Ehm... T-te he traído esto para ti... - Tartamudeo tímidamente entregándole algo del tamaño de una moneda. - Me dijiste que te hubiese gustado ir al concierto en Roma pero no pudiste... Así que me gustaría regalarte esto, es la que utilicé en el concierto y no pude regalarla a nadie del público... - Kazuo se sonrojó bastante al entregarle su púa de guitarra. - Ya sé que solo es una púa... pero no se, para mi tiene valor, es la primera que utilizo en una gira mundial... - Explicó sonrojado. No le extrañaría que la chica se riera de él, pues quizás ella solo veía esa púa como un trozo de plástico (aunque esa no fuese la fabricación de dicho objeto).