Ayuda... [23 de Mayo, 18:00]

Según salí de casa y dejé a Sam plantada como un tiesto, cosa que con esos ojitos haría daño a hasta a alguien sin corazón que me conozco, marqué el número de Ariadna y la dejé un mensaje rápido para colgar en seguida.

-Ariadna, soy Fabrizzo, necesito la lista de Stoner que usaste en la fiesta de máscaras, ¿me la puedes enviar con ese gorilota tuyo español? Muchas gracias, tengo un as en la manga para derrotar a la Agencia mucho más rápido de lo que pensaba. Dile que le espero en un bar en la esquina entre DaVinci y Domenego.

Colgué y me dirigí volando a la esquina de DaVinci y Domenego donde me senté a esperar a que apareciese el español con su cara de palurdo y sus intenciones oscuras tras esas gafas de malote, pedí una tónica y me quedé sentado un buen rato hasta que apareció.

-Siéntate y pásame la lista por debajo de la mesa, no vaya a ser que a Ariadna la estén vigilando ya.

Vaya, el nene quería una lista con Stoners. Ariadna se la dio, aunque seguro que no estaban todos. ¿Quien sabía? Además, si le decía todo, se iba a aburrir. Una cosa era ser el Joker de la baraja, y otra ser el adivino del tarot. Pronto se apresuró, con sus ropas de siempre, y esas "gafas de malote". También esbozaba una tranquila sonrisa en su rostro, mientras llegaba hasta el lugar acordado. A diferencia de Fabio, él tenía que ir a patita. Bueno, a patita, quien dice "a patita" se refería "en moto de las guapas". La aparcó medianamente lejos, tampoco quería que Fabio la mirase. Que le jodiesen, que se comporte con él y le dejaría usar sus juguetes si quería.

-Siéntate y pásame la lista por debajo de la mesa, no vaya a ser que a Ariadna la estén vigilando ya.

-¿Ni un triste "hola"? Que desilusión...

Después del comentario, se sentó tranquilamente, para luego meter la mano en uno de sus bolsillos. El papelito iba bien dobladito, típico de Ariadna, pensó, dejarlo todo al mínimo detalle. Se lo pasó con parsimonia por debajo de la mesa, después de haber pedido una coca-cola (al fin y al cabo, tenía que conducir de vuelta).

-¿Y qué tal te va la vida? ¿Y la parienta, bien?-dijo como si le conociese de toda la vida.

-¿Ni un triste hola? Qué deslisión...

Ignoré el comentario, luego se sentó y me pasó el papelito doblado minuciosamente que más que un papelito parecía un chicle, me lo guardé en un bolsillo, ahora tenía que hablar con él un rato para que no pareciese una reunión. Pidió una coca cola.

-¿Y qué tal te va la vida? ¿Y la parienta, bien?

-No muy bien, pensaba que todos estarían dispuestos a ayudarme, pero ya me he topado con un par de personillas malas que unir a mi lista de enemigos, pensaba que íbamos a ser felices y a comer huevos de pascua y a correr por el campo de los conejitos... ya sabes... pero supongo que tener poder no siempre te lleva por el buen camino... en cuanto a Sez, supongo que es lo único completamente bueno que tengo ahora, no me queda más...