Sin ajetreos... por fin tú y yo [Takumi] [17 de Mayo]

El concierto en Roma había sido todo un éxito, y no tardarían en viajar nuevamente, esta vez a París. Ese iba a ser su siguiente destino en la gira del grupo, y Aya tenía muchas ilusiones en ese viaje. Desde que estaban en Japón, siempre había hablado con Katsumi de un imaginario viaje hacia esa ciudad, y qué harían juntas si la ocasión se presentase. ¡Y ahora se haría realidad! Aunque todavía quedarían unos días hasta que cogieran el avión, y la bajista pensaba aprovecharlos con cierta persona. Sí... Takumi todavía estaba con ella, y lo cierto es que se sentía fatal por no poder prestarle toda la atención que merecía. Con todo el lío del concierto apenas había tenido tiempo de disfrutar de su compañía, pero eso iba a cambiar. Podrían andar por Roma libremente, o casi, porque la joven llevaba una gorra roja para cubrir sus distinguidos cabellos y también unas gafas de sol.

Estaba preparando su "disfraz" en la habitación del hotel, consciente de que Takumi la estaba esperando fuera. ¡Pero es que no qquería que la reconocieran o todo se iría al traste! De verdad necesitaba tiempo a solas con él. A veces echaba de menos la tranquilidad de su vida en Japón, pero todo lo que estaba haciendo en esos momentos era perseguir su sueño, y él la había apoyado desde siempre. Aya se lo agradecía desde lo más profundo de su corazón, y lo mostraba siempre que podía. Abrió la puerta del baño y se plantó delante de su novio con una gran sonrisa.

- ¿Qué te parece? ¿Tengo suficiente pinta de loca? - preguntó con sorna.

Sentado sobre la cama en la que había compartido inolvidables noches junto a su novia, Takumi esperaba pacientemente. Llevaba ya más de media hora en el baño, pero poco le importaba pues estaba esmerándose para camuflarse. Sólo así podrían pasear con tranquilidad por la ciudad... La verdad es que era un tanto inquietante eso de salir con miedo a ser vistos por la prensa o los transeúntes, aunque también debía admitir que tenía su toque emocionante.

Por fin, Aya salió del cuarto de baño y se plantó frente a él luciendo una de sus encantadoras y contagiosas sonrisas. Takumi rió ligeramente ante sus palabras.

- Tú siempre tienes pinta de loca... - bromeó, sonriéndole ladeadamente.

No tardó en acercarse a ella y, sosteniendo sus mejillas con sus dos manos, depositar un beso sobre sus dulces labios.

- Pero eres mi loca. - le sonrió con dulzura - ¿Preparada para pasear de incógnito?

Takumi rió de la forma que a ella tanto le gustaba, y se acercó a ella depositando un suave beso en sus labios, que ella saboreó con placer. Se aferró al joven en un abrazo, pra luego separarse y pellizcarle la nariz con gracia a la par que lucía una de sus mejores sonrisas, guiñándole un ojo. Estaba realmente emocionada por el paseo que iba a dar con su novio, y de tal manera que casi podía decirse que se trataba de su primera cita.

- ¡Sííí! - exclamó con entusiasmo . ¡Vamos, vamos!

Deslizó su mano por el brazo de Takumi hasta entrelazar sus dedos, y tiró de él con energía para arrastrarlo fuera de la habitación. Al salir, los recepcionistas se despidieron amablemente de ellos, con una ligera sonrisa, casi como si se sintieran cómplices de aquella pequeña fuga de los dos enamorados.

- ¡Estoy tan contenta! - suspiró alegremente una vez fuera del hotel - ¿Vamos a comer a algún lado?

Aya lucía una sonrisa radiante, se notaba que estaba más contenta y eufórica que de costumbre. Lo tomó de la mano entrelazando sus dedos con los suyos y tiró de él con energía para salir de la habitación. Takumi sonreía mientras su novia caminaba arrastrándolo con entusiasmo. Al salir del hotel le propuso ir a comer, algo a lo que él no iba a negarse.

- Claro, donde guste la señorita. - le sonrió.

No esperaba otra respuesta por parte de Takumi, así que inició el camino hacia el restaurante que tenía pensado, aunque para ello tuvieron que subirse a un taxi. Le había pedido a Adrian que le buscase un lugar discretito pero donde se pudiese disfrutar de una buena comida, y como era de esperar la eficiente mánager le había dado una dirección asegurando que había dado en el clavo. Aya confiaba absolutamente en su criterio a pesar de lo gruñona que era.

Pagó al taxista cuando los llevó a la calle indicada, justo frente al establecimiento. Entraron, y se quitó las gafas de sol y la gorra, a regañadientes por tener que cumplir con ciertas normas de etiqueta. Sólo esperaba que nadie le diese la vara allí dentro, porque quería disfrutar de una tarde tranquila con su novio.

- Mesa para dos, si puede ser en un sitio discreto - dijo con el tono más adulto que pudo salirle, sintiéndose extraña sobre la marcha.

El metre les guió hacia una de las esquinas del restaurantes, que gozaba de cierto respaldo por parte de una estantería repleta de botellas de vino. Aya se sentó con una sonrisa dibujada en sus labios, mirando a Takumi completamente feliz.

- ¡Todo va excelente por ahora! - suspiró.

Sí, y la verdad es que sacar el tema del que tenía intención de hablar se le hacía cada vez más difícil, ya que no se había sentido tan relajada desde hacía mucho tiempo. Pero tenía que saber si Takumi aún mantenía su puesto de trabajo, ya que su presencia allí se había prolongado mucho. Aya por supuesto estaba encantada, contenta, maravillada con tenerlo ahí, pero no dejaba de preocuparle cualquier aspecto de la vida de su novio.

Llegaron al lugar que sólo conocía su novia, quien pagó el taxi a una velocidad escalofriante sin darle tiempo ni a quejarse. Entraron en el restaurante, que tenía toda la pinta de ser de bastante nivel, y el metre los guió hacia una de las mesas más discretas. Ambos se sentaron y, una vez el hombre se marchó, Aya no tardó en expresar su entusiasmo. Takumi sonrió.

- Sí. Esperemos que siga así todo el día.

No tardaron en traer sus platos, las servilletas y todo lo necesario para que pudieran degustar cualquier menú, incluidas dos copas tan finas que no parecían de cristal sino de aire. Había ido a algunos restaurantes de categoría, pero desde luego aquel se llevaba la palma. Les dejaron dos cartas de menú y se marcharon. Nada más abrir la suya, Takumi puso los ojos como platos. ¡Qué precios! Por supuesto, trataría de disimular; era el lugar que había escogido su novia y por nada del mundo querría estropearlo. Suerte que había cogido sus tarjetas de crédito...

FDI: Siento mucho el retraso.

Enseguida colocaron en la mesa todo lo necesario para que pudiesen comer. Aya observaba asombrada todo lo que colocaba el camarero. ¡En su vida había visto una vajilla tan reluciente! ¿Acaso la había sacado de paquete? Hasta le daba miedo quedarse mirándolo todo, porque parecía tan frágil que se rompía solo con la mirada. La verdad es que en su vida jamá se habría imaginado comiendo en un sitio como ese, tan lujoso, pero solo quería ofrecerle a Takumi lo mejor de lo mejor, y más en esos instantes, que podían compartir los dos solos.

La chica tomó el menú entre sus manos y comenzó a ojearlo, entrecerrando los ojos, porque no entendía ni una pizca de italiano, aunque luego se dio cuenta de que también estaba escrito en inglés. ¡Menuda boba!

- ¿Ya sabes qué vas a pedir? ¡Yo quiero una lasagna! Madre, la de años que no pruebo ninguna - dijo ilusionada - ¡Así que no te voy a dejar probar ni pizca! Bueno, de mis labios si quieres - añadió con una sonrisa picarona.

Takumi sonrió a su novia cuando ésta habló y, tras su última frase, cambió su sonrisa por una mirada pícara.

- Seguro que de tus labios estará el doble de deliciosa. - le guiñó un ojo.

Siguió ojeando la carta y un plato en especial llamó su atención, así que se pediría ese; le picaba la curiosidad.

- Yo quiero una piccata. - ojeó los vinos y entrantes - ¿Qué vino pedimos? ¿Y quieres algo como entrante? - preguntó.

Lo del vino lo dijo porque era común comer con vino como acompañamiento, pero si ella no quería tomarlo lo aceptaría sin problemas.

FDI: Piccata= carne de ternera en papillot con alcachofas.

El Papillot es una técnica de cocina que consiste en la cocción de un alimento en un envoltorio resistente al calor, como puede ser un papel de aluminio, o un papel sulfurizado. La denominación papillot se aplica a los platos elaborados con esta técnica, de esta forma se tienen truchas al papillot, merluza al papillot, verduras al papillot, etc.