Una curiosa revisión [28 de Mayo]

[FDI: Étoile]

¿Qué le pasaba? Llevaba unos cuantos días algo débil y sin comer demasiado. Katow comenzaba a preocuparse y muy seriamente. Había bajado días antes al veterinario que estaba justo al lado de su edificio, pero tenía un cartel de "Cerrado" y no ponía cuanto abrían, sin embargo Souchiro bajaba todas las mañanas a partir de aquel día, y por fin la encontró abierta. Llevaba a Tobby entre sus brazos, pues no es que fuera un perro muy grande y le acariciaba suavemente mientras le miraba aquellos ojos tan profundos que tenía. Suspiró. ¿Qué había hecho mal? No recordaba haberse olvidado de comer y seguía cepillándolo cada día... Quizás lo mimaba demasiado, pero es que era su única compañía y la más agradable hasta el momento.

Se sentó en una de los cómodos sillones de color negro que había en la sala de espera. Miró hacia alrededor viendo bastantes pósters de perros, gatos y demás animales domésticos, en los cuales ponía el tipo de comida, su crecimiento e información que casi nadie tomaría importante, aunque él sí y mucho. Había dos personas delante suya, vaya... Parecía que el sitio tenía bastante fama, aunque él no lo conocía por eso sino por estar cerca de su edificio, había que reconocerlo. La gente salía con una sonrisa en sus labios, ¿qué había detrás de la dichosa puerta? ¿Un hada madrina? Además, no tardaban nada en atender a los clientes y sus animales... Debía haber varias personas ocupándose de todo. Se encogió de hombros y volvió a mirar hacia su regazo en donde tenía aún a Tobby, dormido entre sus brazos. Este perro... Con lo hiperactivo que era siempre.

Suspiró preocupado pero pronto giró la vista hacia la puerta cuando vio que acababa de entrar la última persona que iba delante de él. Miró hacia un laod divisando así un periódico, vaya... Parecía estar al día. Pasó de la primera portada para encontrarse con algo interesante. Un ladrón, el ladrón más famoso de todos "Mask DeMasque", tenía un rehén. Una chica de cabellos largos y grises, al parecer violinista; o eso declaró el policía que vivió aquel momento. Negó con la cabeza, ¿un rehén? ¿Y una chica? Esperaba que estuviese bien, aunque no sabían su identidad por lo tanto no podían identificarla con nadie y saber si realmente estaba bien o no.

Cerró el periódico rápidamente cuando llegó su turno. Se levantó con el pelo entre sus brazos, para luego saludar educadamente a la señora que acababa de salir de la "consulta", entrando él así con el suyo. No había mirado realmente hacia delante, pues estaba concentrado en su perro.

- Buenos días, verá... - alzó la vista hacia arriba.

Fue entonces cuando se sorprendió, y mucho. Una chica, de cabellos plateados igual que los suyos, y de mismos ojos. Parecía estar viéndose, entrecomilladamente, en chica. No tardón en reaccionar cuando la veterinaria preguntó que qué le ocurría al perro.

- Hace días dos días que no come nada... Está como desganado, débil - informó dejándolo sobre la fría camilla de metal.

A trabajar. Tenía su mente ahora, además en su misión habia sentido algo de apuro por su trabajo, ¿y si realmente la necesitaban? Bien cierto era que no iban muchísimos, pero cuando iban... Siempre había cola de cuatro o cinco personas y además de cosas a veces urgentes. Madrugó, abriendo así mucho antes de la hora prevista, realmente no abrió del todo sino que comenzó a preparar y limpiarlo todo. Se había recogido el pelo con una pinza de color blanca y puesto su bata. Lucía un pulover de cuello alto y de color gris bajo aquella bata, típica de médico.

Fue hacia su cafetera y se preparó un buen café, que aunque no le sabía como los del restaurante al que iba a comer, tenía su toque especial por ser de su trabajo. Tomó asiento y encendió el ordenador revisando fichas y citas. No tardando en aparecer los primeros clientes, y todos a la vez. Con paciencia los atendió a todos, la mayoría eran simples revisiones anuales o ni eso, mensuales. La gente tenía mucho apego por sus animales, y ella también por su gato al cual no paraba de mimar cada vez que llegaba a casa, jugueteando con él junto a palito de Mikado.

Había pronunciado la palabra "Siguiente", para que efectivamente siguiese entrando la gente, mientras completaba la ficha del perro que acababa de entrar junto a su dueña, una señora bastante mayor. Cuando oyó las primeras palabras, se levantó alzando la vista. Ambos se habían quedado mirándose, ¿casualidad? Recordaba a alguien que le decía que las casualidades no existían, por lo que sonrió suavemente.

- ¿Qué le ocurre a este perrito? - se acercó acariciándole la cabeza al animal.

- Hace dos días que no come nada... Está como desganado, débil - le contestó mientras dejaba al pequeñín sobre la fría camilla o mesa de metal para observarle.

Shizuma se acercó a éste abriendo así sus pequeñas fauces comprobando que los dientes los tenía en perfecto estado y que además tenía unas encías muy bien cuidadas, además del precioso pelaje brillante, se notaba que le cuidaba. La piedra actuó por si sola cuando posó la mano sobre el vientre de aquel perro. Se quedó algo pensativa y luego fue hacia una estantería y cogió un libro, comenzando así a pasar páginas.

- Disculpe un segundo.

Aquella curiosa veterinaria comenzó a mirar de forma profesional al perro. Katow se quedó observando cada uno de sus movimientos hasta notar algo raro, aunque no supo todavía qué era. Al papar el estómago del perro detectó algo pero pronto comenzó a pasar páginas en un libro que había cogido.

- Disculpe un segundo.

- Por supuesto - dijo entonces acercándose nuevamente a Tobby.

Comenzó a acariciarlo para que no se pusiese nervioso. ¿Estaría bien? ¿Habría comido algo que le había sentado mal? ¿¡Algún bicho?! Bueno, mejor serenarse. Siguió acariciándolo a la espera de que aquella señorita le respondiese, sin embargo mientras le acariciaba, sus ojos divisaron algo. Algo que había leído hace pocos segundos. ¿Sería muy inapropiado?

- P-Perdone... Señorita... - miró la chapa - Shizuma, ¿usted es violinista?

Seguía concentrada pasando páginas de forma suave pues no quería pasarse ninguna definición y de ésta, ningún detalle, cuando la voz de aquel chico la desconcentró.

- P-Perdone... Señorita... - sus ojos bajaron y de estar clavados en los ojos de la chica, fueron hasta la altura de su pecho, fijándose así en la chapa sobre la bata para luego volver a mirarle - Shizuma, ¿usted es violinista?

Aquella pregunta hizo que abriese algo los ojos sorprendida. ¿Le conocía? En su tiempo, fue una violinista algo famosa, pero no duró mucho pues se aventuró por el camino de los animales y así estaba ahora, prefiriendo tratar con animales que tocar en violín aunque claro... Eso era discutible, pues depende del caso su mejor compañía era aquel instrumento.

- S-Sí - contestó algo contrariada - ¿Por qué lo pregunta? ¿Nos hemos visto antes?

Volvió a bajar la vista encontrando por fin lo que buscaba.

- Como pensaba - cambió de tema - Su mascota tiene... Bueno, lo diré de forma que puede entenderlo. Tiene el estómago mal, ha comido algo que no le ha sentado del todo bien o que ha actuado de forma negativa en su organismo y ahora ni le deja comer y tampoco hacer sus heces, por lo tanto le recomiendo que...

Comenzó a buscar su libreta de recetas arrancando así una.

- Le compre estas pastillas. Son pequeñas y fáciles de tomar. No se lo de con alimento, con que se la introduzca en la boca y agarre el morro para que no la escupa se la tragará. Por cierto, ¿cómo se llama el perro? Perdona por haberlo olvidado.

Como era de esperar, la chica se había quedado bastante sorprendida ante aquella pregunta. Pero no podía ser tan obvio... Y tampoco ser tan perpicaz, sólo había sido un golpe de suerte, seguramente si hubiese visto a otra chica de cabellos grises habiendo leído previamente aquel artículo con fotografía incluida, también lo hubiese preguntado, a pesar de haber tenido lo suerte lo que no sabía es que era una violinista profesonial, "famosa".

- ¿Por qué lo pregunta? ¿Nos hemos visto antes?

Iba a responder cuando la chica cambió radicalmente de tema.

- Como pensaba. Su mascota tiene... Bueno, lo diré de forma que puede entenderlo. Tiene el estómago mal, ha comido algo que no le ha sentado del todo bien o que ha actuado de forma negativa en su organismo y ahora ni le deja comer y tampoco hacer sus heces, por lo tanto le recomiendo que... - comenzó entonces a buscar una libreta aparentemente de recetas, y sí, efectivamente era de recetas - Le compre éstas pastillas. Son pequeñas y fáciles de tomar. No se lo de con alimento, con que se la introduzca en la boca y agarre el morro para que no la escupa se la tragará. Por cierto, ¿cómo se llama el perro? Perdona por haberlo olvidado.

Tardó un poco en reaccionar, ¿lo había entendido todo? Bueno, lo primero es lo primero.

- No... No nos conocemos - contestó entonces - No recuerdo haberle dado algo que no fuera el pienso para perros y no suelo, por no decir para nada, darle comida normal por si acaso le sentara mal - suspiró, tampoco quería que pensase que le daba no importaba el qué, al perro - No se preocupe - dijo acariciando al perro ante lo de su nombre - Se llama Tobby.

Una sonrisa tonta se dibujó en sus labios. Cogió el papel que le había tendido la veterinaria leyendo el nombre del medicamente y sin poder evitarlo, fijarse también en la caligrafía de la chica.

Comenzó a sacar la cartera de cuero del bolsillo trasero de su pantalón, sacando así el carnet de identidad y la tarjeta de crédito, tendiéndoselas luego a aquella chica tan peculiar para que se cobrase lo debido. Mientras, giró la vista hacia unas correas que tenía en un mostrador y algún que otro juguete, no pudo evitar sentirse mejor al saber que no era tan grave lo que le ocurría y que se pasaría seguramente en pocos días. Se acercó a la vitrina con el perrito en brazos.

- Disculpe, antes de que se cobre... Me llevo la correa verde y ese juguete de ahí - informó girándose hacia la chica y captando así su atención.

- No... No nos conocemos - contestó entonces - No recuerdo haberle dado algo que no fuera el pienso para perros y no suelo, por no decir para nada, darle comida normal por si acaso le sentara mal - había comenzado a responder y comentar cada una de las palabras de Shizuma - No se preocupe -una sonrisa apareció en sus labios, aunque muy poco pronunciada - Se llama Tobby.

Iba a comentar algo sobre el nombre pero no lo vió del todo adeacuado. Aceptó la tarjeta de crédito y el carnet, fijándose entonces en el hombre de aquel chico, curioso. Fue a pasar la tarjeta de crédito por el lector cuando Souchiro llamó su atención.

- Disculpe, antes de que se cobre... Me llevo la correa verde y ese juguete de ahí

- Por supuesto.

Añadió al coste únicamente la correa, el juguete sería un regalo para Tobby. No tardó pues en pasar la tarjeta saliendo así un papelito blanco para que él firmase y no tardó tampoco en hacerlo, devolviéndole el bolígrafo y dejándolo así la peligris en aquel bote de bolígrafos en forma de animal.

- Vuelva dentro de una semana, le haré gratis la revisión, sólo será para comprobar si está mejor. No creo que empeore, pero cualquier cosa, venga aquí - le entregó una tarjeta con su nombre enterom dirección y horarios.

Shizuma asintió con la cabeza y procedió a pasar la tarjeta por el lector para luego darle a Katow una hojita blanca en la que firmar. Firmó por lo tanto y le devolvió el bolígrafo fjándose en el curioso bote que tenía para ponerlos.

- Vuelva dentro de una semana, le haré gratis la revisión, sólo será para comprobar si está mejor. No creo que empeore, pero cualquier cosa, venga aquí

Souchiro aceptó la tarjeta mirándola detenidamente durante unos instantes. "Shizuma Étoile". Ahora se le había metido algo en la cabeza, ¿la conocía de algo en realidad? Bueno, coincidencias nada más. Miró hacia la chica nuevamente tras fijarse en un par de fotografías que tenía sobre su mesa de trabajo, era muy atento a todo, quizás era un defecto.

- Muchas gracias, Shizuma - dijo como despedida saliendo con Tobby en brazos.

Cuando salió se preguntó en donde podrían venderle esas pastillas, aunque se dio cuenta de que cuando Tobby tuvo una pequeña infección de oído al ser recogido por Souchiro, éste le había comprado en la propia farmacia, unas gotas para perros, así que se dirigió a la primera que vio, entregándole la receta y pagando aquellas pastillas.

No tardó en llegar a su edificio y por lo tanto casa, pues estaba al lado, abriendo así el paquete y leyendo el prospecto. Sólo eran 5 comprimidos, y bien caros que habían salido los cabrones. Miró hacia su perro y se acercó con el primer comprimido. Recordó las palabras de la veterinaria y abrió su boca con algo de miedo por hacerle daño, y por abrirla con inseguridad, resbaló y el perro volvió a cerrar la boca. Un nuevo intento, pero esta vez si lo consiguió cerrando así la boca del perro tras introducir aquella píldora de color pequeña, pero de poco tamaño, muy poco. El perro no tardó en tragarla quedándose luego acostado sobre un cojín mullido que tenía Souchiro para él.

Se quedó algo preocupado, desabrochándose ligeramente la camisa de botones que portaba y mirando hacia Tobby. Suspiró, aunque pronto un sonido se ocupó de tapar aquel suspiro. Sus tripas sonaban y es que por muy temprano que hubiese ido, el veterinario abría a las 10:30 de la mañana, y entre idas y venidas, se había hecho prácticamente la hora de comer. De todas formas, Souchiro acostumbraba a almorzar pronto, como cosa de la 1 o algo así. Pero hoy no había hecho nada de comer por ir al veterinario. Bajaría a comer algo por las cercanías pero no tardaría mucho para no dejar al perro solo.

Cogió la chaqueta y aún con el botón desabrochado salió a la calle metiéndose en el primer restaurante que vio.

Cuando el chico se despidió, Étoile alzó ligeramente la mano despidiéndose también. Se sentó nueavamente en su asiento, cerrando la puerta antes de su "despacho". Comenzó entonces a crear la ficha de Tobby. Un cocker, no tendría más de dos años eso seguro. Estaba muy bien cuidado y se notaba que el propio chico le cortaba las pezuñas, algo admirable pues los perros no soportan casi nunca ese tipo de roces con su dueño. Añadió el pequeño problema que tenía en su estómago poniendo palabras más formales que las que le dijo a Katow y siguió tecleando hasta que un nuevo cliente entró.

No tardó en atenderle, viendo que era un pequeño gato. Limpió y desinfectó la mesa de metal antes de apoyar el gato sobre ésta. Nada, otra revisión normal y corriente de oídos. Estaban perfectos. Cuando se fue el dueño con su respectiva mascota, Étoile limpió todo aquello dejando la bata de nuevo en su sitio, colgada de aquel perchero de la pared, se colocó ligeramente el pelo, sin muchos miramientos y volvió a sentar para acabar la ficha del gato, Tom. No tardó luego en dejar el ordenador con al pantalla apagada, para luego cerrarlo todo bien.

Hora de almorzar.

Fue al restaurante de siempre, ¿por qué cambiar? Además, allí la conocían, tanto por la "famosa" violinista y tanto por ser veterinaria. Iba a comer los días que trabajaba a aquel restaurante y siempre iba a la misma hora, por lo que si un día no aparecía el día siguiente ya estaban preguntado por ella.

- Buenas tardes, Shizuma - dijo un camarero tras dirigirse hasta a ella - ¿Se quiere sentar en algún lugar en concreto?

Miró hacia los lados, fue entonces cuando divisó a Katow. ¿Qué hacía allí? Pues seguramente lo mismo que ella. Iba a sentarse en otra parte, pero recordó el día que conoció a Fox. Él la había seguido hasta ese restaurante para hacerle aquel retrato que conservaba con tanto cariño en su habitación, enmarcado. Sin embargo ambos, más ella que él, había sido un tanto fría y mal educada, aspectos que hicieron que el artista se comportara de igual manera. No permitiría que eso volviese a ocurrir.

Se acercó poco a poco a aquella mesa, haciéndole un gesto con la mano al camarero para que supiese que todo estaba en orden y apareció tras el menú del chico.

- ¿Se puede? - preguntó, ciertamente aquel pelirrojo le había cambiado bastante - El restaurante está prácticamente vacío - añadió.

Se sentó en cualquier sitio, no le dio mucha importancia aunque eligió cerca de una vidriera. El camarero tardó algo en llegar, a lo mejor se habían liado en la cocina, de todas formas no tenía mucha prisa. No había mucha gente pero bien cierto era que las pocas personas que había, ya estaban ahí antes que él y que por lo tanto, estarían pendientes de servirles a ellos primero.

Cogió la carta y pidió la bebida pues aún estaba algo indeciso. Cuando volvió al alzarla una voz femenina hizo que la bajase.

- ¿Se puede? - preguntó la veterinaria.

Vaya, ¿qué hacía ahí? Bueno... Seguramente lo mismo que el propio Souchiro.

- El restaurante está prácticamente vacío.

Se quedó algo cortado, no esperaba verla ahí.

- C-Claro, por supuesto. Tome asiento.

Volvió a mirar la carta aunque no alzándola mucho por si le decía algo, mirarle directamente y tampoco para no parecer muy maleducado.

- ¿Tomándose un descanso? - preguntó.

Pareció sorprenderle que la chica estuviese ahí, lógico.

- C-Claro, por supuesto. Tome asiento.

Así hizo, tomando asiento y cogiendo una carta que le había dado el camarero pues se había aproximado. Le indicó que quería de beber, únicamente una botella de agua, natural y sin gas. Volvió a mirar la carta pero entonces Katow comenzó una conversación.

- ¿Tomándose un descanso?

Segunda vez que la trataba de usted, ¿por qué le sonaba raro? Sólo había una persona con la cual hablaba quizás de esa manera, en plan formal... Quizás quería que siguiese siendo así.

- Por favor, tutéame - le comentó - Me llamo Étoile, y sí... Es hora de almorzar.

Fue a mirar la carta de nuevo pero entonces se acordó.

- Por cierto... ¿Has comprado las pastillas? Se me olvidó decirte que en cualquier farmacia las podías adquirir.

- Por favor, tutéame. Me llamo Étoile, y sí... Es hora de almorzar.

¿Tutearla? Le sorprendió ligeramente pero vale, aceptaría. Fue a presentarse también, pero volvió a adelantársele antes de poder decirle nada.

- Por cierto... ¿Has comprado las pastillas? Se me olvidó decirte que en cualquier farmacia las podías adquirir.

Qué atenta...

- Sí, no te preocupes. Cuando recogí a Tobby tenía una pequeña infección de oídos, así que compré las gotas en una farmacia, por lo que sabía mas o menos donde comprar lo que le recetastes. De todas formas, una de dos, o hubiese vuelto para preguntarte o hubiese preguntado...

No tardó el camarero en llegar.

- ¿Qué desean?

- Para mí una pizza Capricciosa y para ella... - volvió la vista hacia a ella para que respondiese.

- Sí, no te preocupes. Cuando recogí a Tobby tenía una pequeña infección de oídos, así que compré las gotas en una farmacia, por lo que sabía mas o menos donde comprar lo que le recetastes. De todas formas, una de dos, o hubiese vuelto para preguntarte o hubiese preguntado...

Étoile rió ligeramente hasta que llegó el camarero.

- ¿Qué desean?
- Para mí una pizza Capricciosa y para ella...

¿Pizza? Vaya.. Hacía tiempo que no se comía una. ¿Por qué no?

- Para mí otra pizza, pero Romana.
- Está bien - apuntó todo y se marchó.

Shizuma centró su atención nuevamente en Katow.

- Mencionastes algo sobre que habías recogido a Tobby ¿no? - el chico asintió con la cabeza - Vaya, muy poca gente hace eso. Hay muchos animales por doquier, yo misma tengo un gato en casa. Se pasa el día durmiendo pero bueno... - sonrió suavemente.

Ella se presentó, pero él se había olvidado.

- ¿Tú nombre era Shouchiro no? ¿O estoy equivocada?

La veterinaria también pidió una pizza.

- Mencionastes algo sobre que habías recogido a Tobby ¿no? - el chico asintió con la cabeza - Vaya, muy poca gente hace eso. Hay muchos animales por doquier, yo misma tengo un gato en casa. Se pasa el día durmiendo pero bueno... - sonrió suavemente.

- Como casi todos los animales domésticos... No te preocupes - rió un poco.

- ¿Tú nombre era Shouchiro no? ¿O estoy equivocada?

Hizo una pequeña mueca. ¡Se le había olvidado presentarse! Menuda cabeza más despistada. Se encogió ligeramente hombros y desvió la mirada para luego asentir con la cabeza.

- S-Sí, Katow Souchiro.

¿Cómo podía habérsele olvidado?

- No sé donde tengo la cabeza... - se disculpó.

- S-Sí, Katow Souchiro.

Shizuma se colocó la servilleta sobre su regazo.

- No sé donde tengo la cabeza...

- Suele pasarme a menudo, tranquilo - dijo, para que no le diera importancia.

Desde antes había querido hacerle una pregunta, y ahora era su oportunidad... Pero, ¿cómo sacar el tema? Quizás sonase un poco brusco, o radical... Pero tenía que preguntarle, había quedado hasta sospechoso para ella.

- Oye Souchiro... - levantó la vista - ¿Por qué me preguntastes si tocaba el violín?

- Suele pasarme a menudo, tranquilo
- Todos somos al fin y al cabo humanos... - comentó.

Bebió un poco de refresco pues fue lo que había pedido, cuando su atención se vio acaparada por Étoile.

- Oye Souchiro... ¿Por qué me preguntastes si tocaba el violín?

Le pilló un poco desprevenido, pero... Seguramente si le decía el por qué acabase riéndose de él. Había sido una simple coincidencia nada más, menuda estupidez, ¿ella el rehén? Por una parte estaría bien que lo fuese porque así, sabría que la chica estaba a salvo al fin y al cabo.

- Por... mera curiosidad - comentó.

Volvió a coger el refresco para llevárselo a la boca pero al mirar hacia la chica comprendió que su respuesta no le había servido como tal a Shizuma.

- Vas a reirte... Pero bueno - suspiró - Mientras esperaba en tu consulta, leí en el periódico una noticia sobre un tal Mask DeMasque y su rehén. Soy muy observador en todo ésto, pero si no recordaba mal, la chica tenía los cabellos grises, los ojos no se los vi muy claramente por la calidad del periódico, que a pesar de ser en color no era de lo mejor... Y también portaba un violín. Y después de ver a esa chica y luego encontrarme contigo... Me sorprendió un poco, sobre todo porque bueno... Supongo que no te habrás fijado pero ambos tenemos el mismo color de pelo y ojos y eso hizo que me fijase aún más.

Dejó la copa sobre la mesa.

- Ya te lo dije... Supongo que era una tontería... ¿o no?

La primera respueta del chico no le gustó nada, por lo que enarcó ligeramente la ceja al recibirla, pero luego el chico alzó la cabeza para mirarle y respoderle debidamente.

- Vas a reirte... Pero bueno - suspiró - Mientras esperaba en tu consulta, leí en el periódico una noticia sobre un tal Mask DeMasque y su rehén. Soy muy observador en todo ésto, pero si no recordaba mal, la chica tenía los cabellos grises, los ojos no se los vi muy claramente por la calidad del periódico, que a pesar de ser en color no era de lo mejor... Y también portaba un violín. Y después de ver a esa chica y luego encontrarme contigo... Me sorprendió un poco, sobre todo porque bueno... Supongo que no te habrás fijado pero ambos tenemos el mismo color de pelo y ojos y eso hizo que me fijase aún más.

Étoile no podía creerse lo que estaba oyendo. ¿Tan obvio era? ¿Cómo podía haber pasado desapercibida si cualquier persona y encima sin conocerla le había reconocido? ¿Cómo podía una persona fijarse tanto? Aunque... Se calmó, pues siempre había pensando que el único que ve más allá de lo que tiene delante, en este caso más allá del antifaz, es capaz de saber la realidad, la verdad. Sin embargo, sólo el que de verdad quiere ver puede hacerlo, sino... Es imposible, y ese por ahora, era el caso de Mask DeMasque.

- Ya te lo dije... Supongo que era una tontería... ¿o no?

- S-Sí, supongo que sí.

¿Supongo? Mala respuesta, debería haber respondido un buen sí, y contundente además.

- He de reconocer que es una gran casualidad tanto su rasgo físico como sus aficiones.

Comenzó a hacerse preguntas ¿y si Mask DeMasque se paseaba frente a sus narices porque ella no era capaz de ver más allá? ¿Y si hasta lo había tenido como cliente? Un momento... ¿Y si Mask DeMasque conocía la identidad de la violinista pero jugaba sucio? Es decir, siendo él el único con conocimiento de la identidad de la otra persona... No podía ser... Quizás ella también estuviese cegada por aquella máscara, y fuese hora de abrir los ojos de una vez.

No quiso decir nada más, y tuvo suerte porque justo vino el camarero con las dos pizzas.

- Buen provecho...

- S-Sí, supongo que sí.

No podía ser, ¿había dado en el clavo?

- He de reconocer que es una gran casualidad tanto su rasgo físico como sus aficiones.

- Sí, una gran casualidad - comentó mururando, más para si que para la chica.

Ninguno de los dos volvió a comentar nada más sobre el tema pues el camarero apareció con en las dos manos, unas enormes pizzas. La boca se le hacía agua de sólo imaginarse el sabor, pues había tiempo que no comía una y menos de restaurante. Las sirvió en frente de su propietario y partió deseándoles un buen provecho a ambos. Pero ahora, volvieron a adelantársele.

- Buen provecho...

- Igualmente. - dijo entonces.

Cogió los cubiertos pero esperó pacientemente a que el primer bocado en esa mesa se lo llevase la señorita. No tardó en comenzar a cortar pues un trozo con los cubiertos. No era muy diestro en ésto puesto que en su casa siempre comía la pizza con las manos, aunque tampoco es que le disgustara comer de esa manera, sólo que no estaba acostumbrado a hacerlo de tal manera, pero le parecía bien, así aprendía un poco más. Cuando devoró unos cuatro trozos, hizo una pequeña pausa llevándose entonces refresco hacia sus labios. Antes de comenzar a comer nuevamente, miró hacia la violinista de reojo.

- ¿Sabes? En cierto modo no me alivia nada que no seas la... ¿"Dama de la noche"?, no recuerdo exactamente como la habían apodado... Bueno me explico, si Mask DeMasque tiene un rehén, y tú no eres esa violinista, significa que hay una chica que lo está pasando verdaderamente mal - comentó.

Anzuelo.

- Mask DeMasque es un auténtico ladrón despiadado, ¿no le parece? Esperemos que la chica se encuentre bien.

Volvió a comer tranquilamente.

Souchiro también le deseó un buen provecho, por lo que empezó a comer, con parsimonia pero empezó a comer. No tenía en mente que las pizzas fueran tan grandes, aunque debió preguntar, seguramente no podría comerse una de tal tamaño. Katow paró unos segundos de comer, haciendo que ella también parase y aprovechase para beber un poco de agua, sin embargo...

- ¿Sabes? En cierto modo no me alivia nada que no seas la... ¿"Dama de la noche"?, no recuerdo exactamente como la habían apodado... Bueno me explico, si Mask DeMasque tiene un rehén, y tú no eres esa violinista, significa que hay una chica que lo está pasando verdaderamente mal

Ella sabía perfectamente que Mask DeMasque nunca tendría un rehén y que además aquel rehén que "confesó" tener, estaba totalmente libre. Sin embargo, le molestaba que se crease una fama tan mala de él, cuando en realidad no lo era... Por lo menos no tanto. Llevó una de sus manos hacia su regazo, en donde estaba la servilleta y la apretó ligeramente. A pesar de todo, no soportaba oir nada malo de su ladrón.

- Mask DeMasque es un auténtico ladrón despiadado, ¿no le parece? Esperemos que la chica se encuentre bien.

- ¿Despiadado? - repitió enseguida y con el ceño fruncido - No juzgues a un libro por su cubierta, Souchiro.

Quizás hubiese quedado descarado pero no podía soportarlo, a pesar de que en cierto modo y a sus ojos, tuviese razón.

- Estoy segura de que es un error.

Parecía haberse enfadado... Interesante.

- ¿Despiadado? No juzgues a un libro por su cubierta, Souchiro.

¿Que no le juzgase por su cubierta? Era un ladrón, robaba y tenía un rehén. Blanco y en botella; pero sabía que aquella chica tenía más que decir, muchísimo más.

- Estoy segura de que es un error.

- ¿Segura ha dicho? - preguntó interesado - Si tan segura está, será porque ha tenido algún contacto con él, o algo por el estilo... - comentó - ¿Le conoce?

Parecía un sabelotodo a un detective, pero ahora era mera curiosidad, además de que aquella chica le llamaba mucho la atención.

- ¿Segura ha dicho? - preguntó interesado - Si tan segura está, será porque ha tenido algún contacto con él, o algo por el estilo... - comentó - ¿Le conoce?

Acababa de arrepentirse de haber seguido el juego, ahora no podía escaparse y si lo hacía, quedaría demasiado sospechoso tipo "¿y por qué no quiere hablar del tema", tenía que seguir hablando y con seguridad, nada de ponerse nerviosa...

- Sí, le conozco.

Bueno, no había sonado para nada neriosa pero... ¿Tenía que añadir algo más? Y si tenía que hacerlo, no sabía el qué.

- Y no es ningún ladrón despiadado, te lo aseguro.

- Sí, le conozco.

Mejor.

- Y no es ningún ladrón despiadado, te lo aseguro.

- ¿Ah no? ¿Consideras que no es un ladrón despiadado habiendo secuestrado a una chica, que a saber como estará pues podría estar incluso muerta... Para facilitarse su huída del lugar?

Si era ella, si realmente era ella... Saltaría, saltaría ante eso para hacer lo que fuese necesario por defender a Mask DeMasque. Por la manera en la que hablaba parecía tener una relación más estrecha que la "simple" amistad.

No dijo nada más, así estaría lista.

¿Por qué la miraba de ese modo?

- ¿Ah no? ¿Consideras que no es un ladrón despiadado habiendo secuestrado a una chica, que a saber como estará pues podría estar incluso muerta... Para facilitarse su huída del lugar?

¿Cómo se atrevía?

- No tienes ni idea ¿entiendes? - comentó sin levantar la voz sino aún manteniendo el rasgo de conversación - Mask DeMasque no le haría daño a una mosca, por lo menos no si ésta no le perjudica a él primero. Jamás tomaría de rehén a nadie, así que puedes estar tranquilo, porque no hay ningún rehén.

Seguía mirando a la chica de esa forma, como preguntándole que cómo estaba tan segura.

- No hay ningún rehén porque... - no, no se lo digas - porque no.

- No tienes ni idea ¿entiendes? Mask DeMasque no le haría daño a una mosca, por lo menos no si ésta no le perjudica a él primero. Jamás tomaría de rehén a nadie, así que puedes estar tranquilo, porque no hay ningún rehén.

¿Ah sí? ¿Y cómo estaba tan segura?

- No hay ningún rehén porque... porque no.

- ¿Porque no? ¿Y quires que con esos comentarios sin fundamento alguno, cambie mi pensamiento acerca de ese ladrón de tres al cuarto que sólo mira por su propio beneficio?

¿Estaba siendo demasiado duro? Quizás... Pero quería sacárselo y no pararía.

- A ti puede decirte misa, que quizás esté haciendo todo lo contrario. ¿Sabes lo que es mentir? Pues a un ladrón eso se le da de maravilla. ¿Cómo sabes que no te está mintiendo?

- ¿Porque no? ¿Y quires que con esos comentarios sin fundamento alguno, cambie mi pensamiento acerca de ese ladrón de tres al cuarto que sólo mira por su propio beneficio?

¿Ladrón de tres al cuarto? ¿Su propio beneficio? Esas palabras comenzar a entreabrir los labios de la chica para responderle directamente, pero más que nada, comenzaron a producirle una leve punzada en el corazón que comenzó con sus siguientes palabras a clavarase más hondo.

- A ti puede decirte misa, que quizás esté haciendo todo lo contrario. ¿Sabes lo que es mentir? Pues a un ladrón eso se le da de maravilla. ¿Cómo sabes que no te está mintiendo?

- ¡Porque me quiere! - respondió subiendo algo la voz aunque pronto se llevó la manos a los labios, dejándola luego sobre su regazo y desviando la mirada sonrojada.

Se produjo un pequeño silencio.

- ¿No vas a parar hasta que te lo diga no..? Está bien, soy yo... ¿vale? ¿Por qué querías que te lo dijese? ¿Qué más te daba no saberlo? Es... Era algo privado, Katow.

- ¡Porque me quiere!

Souchiro abrió los ojos sorprendido. No esperaba en ningún momento que fuera a responderle con eso y por el desvío de mirada, supuso que se había pasado de la raya.

- ¿No vas a parar hasta que te lo diga no..?
- Étoile...
- Está bien, soy yo... ¿vale? ¿Por qué querías que te lo dijese? ¿Qué más te daba no saberlo? Es... Era algo privado, Katow.

Le había llamado por el apellido, pero eso ahora carecía de importancia para él.

- Étoile - dijo de forma contundente - No sabe cuanto me alegro de que sea usted esa señorita. Como te he dicho antes, era un rehén ¿qué esperabas que pensase? ¿Qué se había ido con él a jugar al escondite? Me alegro muchísimo de que Mask DeMasque sea como usted dice, y también que usted sea aquella chica que por lo tanto... Ahora está frente a mí y a salvo.

Lo había dicho de forma sincera, muy sincera.

- Discúlpame por hacer tantas preguntas, no soy detective, ni policía. Soy profesor particular nada más, un profesor que leyó aquella noticia e inmediatamente se preocupó por la salud de aquel rehén ¿tan malo es eso? ¿Sabes el peso que me acabas de quitar de encima?

Siguió comiendo, no quería alargar la disculpa demasiado.