Nuevo hogar [23 de mayo]

Y allí estaba ella; en la ciudad de los canales, la más apestosa y asquerosa ciudad de Europa en lo que a higiene urbana se refiere, pero aun así lugar de encuentro de múltiples turistas de todo el mundo... y por lo visto, también de piedras.

El vuelo había ido bien y en esos momentos se encontraba en la salida del recinto esperando un taxi que le llevara a la universidad. Se había hecho ya con una tarjeta telefónica, tenía sellados los papeles del visado de estudiante residente y también las nóminas de la beca y la cuenta del banco extrangero donde sus padres le ingresarían cada mes algo de dinero para vivir. Aquella aventura prometía, sin duda, pero como no todo es tan feliz como parece, Itzíar tenía que reconocer que le faltaba algo; se sentía sola sin sus amigos de siempre, y probablemente le costaría formar una buena pandilla en esa ciudad. No creía que hubiera demasiados heavys, ni roleros... o al menos Italia no era famosa por tenerlos. Estaba el consuelo de que podía cruzarse con los Rhapsody en cualquier momento.

Y así, meditando sobre su nueva vida en Venecia, esperaba un taxi.

Un taxi no tardó mucho en parar delante de Itzíar, el hombre se presentó como Marco y le preguntó a la señorita educadamente que a donde tenía que llevarla, luego se enrolló un poco más preguntando que qué hacía una niñita como ella sola en Italia.

- A la residencia universitaria, gracias - respondió, en un italiano algo chapucero, pero que se entendía suficientemente bien.

Le habló de la biología, de los estudios, de las becas de intercambio y de investigación, y de lo mucho que le gustaba Italia por todo lo que significaba en el mundo de la literatura y el arte... Aunque ella fuera de ciencias, cierto juego de rol tenía mucho que ver con Venecia. Y obviamente no dijo nada de las piedras.

- A la residencia universitaria, gracias.

-Sea pues a la residencia universitaria -dijo el taxista poniendo el coche en marcha, dejó hablar a Itzíar y luego comentó- así que universitaria en Italia, y encima bióloga... ya le hubiese gustado a mi padre que hubiera estudiado eso...

Al cabo del rato el taxi paró en frente de la residencia.

-Son 17'60 euros, preciosa.

¿17'60€? OMD, yo pensaba que Italia era más barato...

Pero pagó sin rechistar y se despidió del taxista.

- Chao, muchas gracias.

Y allí estaba, en su nuevo hogar, dispuesta a instalarse y empezar una nueva vida.

[PNJ: Actúando como Narrador]

Según Itzíar bajo del taxi, vio que estaban montando una especie de fiesta de fin de curso en el campus, era normal, estábamos a finales de mayo y el curso estaba a punto de terminar, las clases de verano solo las daban un 10% de la gente que acudía en el horario normal e Itzíar era un caso a parte.

Varias personas se quedaron mirando a Itzíar y la invitaron a un par de tragos.

[PNJ: Alumnos de la universidad]

-Ey, forza, unirsi al partito. ¡Viva le vacanze estive!

Luego siguieron su camino por el campus medio desvestidos invitando a más gente a la fiesta.

- Eh... vale, sí, grazie. - cogió un vaso que le habían dado, lo olió y determinó que podía ser bebido. Resultó ser un vodka con limón terriblemente rebajado.

La marea de gente iba en dirección completamente opuesta a la suya. Solo un par de personas con maletas se dirigían hacia la residencia, probablemente estudiantes becados de verano como ella, así que se encaminó hacia ellos, recordando que debía bajar a la fiesta después.

[PNJ: Actuando como Narrador]

Finalmente Itzíar llegó a su cuarto, una bonita habitación doble localizada en el ala este del campus, con dos camitas bastante cómodas, un doble escritorio con dos sillas, dos armarios bastante grandes y un aseo pequeñito con ducha, retrete y lavabo. ¡Era la libertad!